Turdus pilaris El Zorzal Real, Turdus
pilaris es menor que el Zorzal Charlo, pero mayor que los otros. La
cabeza y el obispillo son grises, la espalda de vivo color castaño y la cola
negruzca. En plumaje primaveral y de finales de invierno la garganta y el
pecho son amarillo rojizos con listas y moteado longitudinal negro o muy
oscuro. Los flancos están profusamente moteados con manchas de punta de
flecha. Al volar muestra las partes inferiores de las alas y el cuerpo muy
blancas y también el claro obispillo se ve mucho. Su vuelo es potente y
rápido. Posado en el suelo se mantiene siempre erguido y alerta a no ser en
inviernos duros en que se encoge y se detiene en el suelo agachado. Emite un
tenue ¡¡tsii!! y cuando vaga en grupos por los campos un áspero y ronco
¡¡tchak-tchak-tchak...!! que también lanza al volar. Se reproduce en el norte
de Europa, principalmente en Escandinavia y Rusia, llegando por el Sur hasta
Alemania y Suiza. En la Península Ibérica es exclusivamente un visitante
invernal que comienza a llegar ocasionalmente en septiembre y en gran número
a partir de octubre. Las mayores entradas se producen en noviembre y con
intensos fríos en diciembre y enero. Muy abundante en el Norte Ibérico,
disminuye conforme se avanza hacia el Sur, pero en inviernos duros algunos
pueden alcanzar las costas del norte de Africa. En Baleares no es raro en
invierno y en Andalucía y Extremadura los bandos están dispersos y muchos
años no se ven allí. Las fluctuaciones que se producen en su área de reproducción son
grandes. Sin embargo, este pájaro ha experimentado una cierta expansión
hacia el Oeste y ahora se reproduce en el norte de Escocia, en Islandia e
incluso ha llegado a colonizar Groenlandia. Paralelamente la escasez de
algunas de las frutas de que se alimenta en el otoño e invierno le obligan a
desplazarse hacia el Sur. De este modo pueden explicarse las invasiones que
algunos otoños se producen en el sudoeste de Europa. En la zona Cantábrica
donde además de un notable paso costero diurno hay también una llegada en
masa durante las noches invernales, permanece posado en los campos costeros
del litoral y siente especial atracción por las pomaradas donde come las
manzanas caídas en el suelo o que han quedado prendidas en las ramas. La
mayoría nos dejan en el mes de marzo y en la primera quincena de abril son
ya muy raros. |