Zarcero Políglota
Hippolais polyglotta Los zarceros son dificiles
de identificar en el campo a no ser por el cato tan característico y que
realmente es muy diferente en las dos especies que se reproducen en Iberia.
El más numeroso y
conocido es, sin duda, el Zarcero Políglota Hippolais
polyglotta que tiene el plumaje de las partes superiores pardo oliváceo
uniforme y el de las inferiores amarillo en una variada gama de tonos.
Algunos carecen casi completamente de él, probablemente pájaros de un año,
otros lo tienen muy intenso, adultos en su segundo año, y, en general, puede
que el desgaste del plumaje juegue un papel importante a la hora de definir
tonalidades. Por lo pronto, es indudable que el desgaste hace disminuir la
intensidad del color amarillo en las partes inferiores y también la ligera
mancha del mismo color de las alas. A partir de la base de la mandíbula
superior y por encima de los ojos cruza una estrecha línea amarilla. La cola
y las plumas primarias y secundarias de las alas tienen color ligeramente
más oscuro. Las patas son variables desde el pardo rosado hasta el pardo
grisáceo. El pico, muy largo y ancho en la base si lo comparamos con el de
otros sílvidos, es de color pardo oscuro en la mandíbula superior y
amarillento en la inferior con el interior de la boca de brillante
coloración anaranjada, fácilmente visible cuando el pájaro canta. El iris de
los ojos es pardo oscuro. Los jóvenes zarceros se parecen a los adultos en
el plumaje de la espalda, pero en las partes inferiores hay apenas una
ligera coloración amarilla, más bien beige claro. No hay diferencia
apreciable en el plumaje de machos y hembras adultos. Importante para la
identificación es conocer algunas de las características de la estructura de
este pájaro. La cabeza es muy redondeada y con gran frecuencia, sobre todo
si está alarmado o cuando canta, eleva las plumas del píleo de manera que
parece que tuviera una pronunciada cresta. Las alas son relativamente cortas
y redondeadas y es cierto que cuando vuela de un matorral a otro aletea como
si fuera un pájaro joven recién salido del nido (Nicholson). Quien no esté
familiarizado con el Zarcero Políglota, puede confundirlo, si está silencioso,
con un mosquitero Phylloscopus, pero el ser menos grácil y rápido en
sus movimientos entre la vegetación y posarse a menudo al descubierto
inmóvil, lo distinguen bien. También es inconfundible su voz de alarma, y
sobre todo lo fiel que es a un pequeño territorio que incluye uno o dos
grandes matorrales y donde desenvuelve todas sus actividades diarias. Es
realmente un pájaro incansable que solamente se descubre por el canto o por
el matraqueo de alarma que suele emitir desde zona bien oculta entre la
vegetación, pero al aproximarnos sale al descubierto y entonces se le
aprecia bien el píleo erizado. Fuera de la época de la cría parece perder
inquietud y se muestra frecuentemente muy manso, dejándose ver de cerca sin
mostrar alarma ni huir. Hippolais polyglotta
es un pájaro típico de la campiña Ibérica, habitando zonas arbustivas,
laderas con matorral bajo, márgenes de caminos bordeados de árboles y muy a
menudo no lejos del agua. Lugares encharcados, marismas y carrizales con
matorral en las orillas, le atraen especialmente. Su nota de alarma es bien
conocida. Se trata de un matraqueante e insistente sonido que recuerda algo
la voz de un Gorrión Común Passer domesticus. Es muy sonora y
descubre pronto su presencia. Difícil de expresar, quizá un ¡¡kerrrrr...!!
prolongado que interrumpe sólo por fracciones de segundo. Mientras ceba
pollos, algunos machos se acercan al nido y si se sienten observados emiten
un dulce y musical ¡¡juil!! En agosto y septiembre y sobre todo los
migrantes, se hacen notorios en los matorrales donde se estacionan, lanzando
un continuo ¡¡juit!! breve, pero musical. El canto es un gorjeo agradable,
mezclado con trinos, silbidos y notas que recuerdan las emitidas por otros
pájaros. Resulta ser muy musical y aunque cuando se escucha de cerca se
aprecia bien la vehemencia con que el pájaro lo emite, tiene poco alcance y
en buenas condiciones acústicas rara vez sobrepasa los 100 metros y a menudo
mucho menos. Desde que llega en abril
y mayo hasta junio, canta con fuerza y muy continuadamente. Cuando nacen los
pollos y macho y hembra se ocupan de cebarlos, interrumpe el macho el canto
que reanuda si hay una segunda puesta. Zarceros cantando en julio e incluso
agosto no son raros. Lo hacen casi siempre desde posadero alto, prefiriendo
las ramas de un arbusto que sobresalga por encima de otro más enmarañado y
corrientemente también la rama de un árbol, colocándose en ella en posición
característica, puesto que aquélla suele ser vertical u oblicua. Resulta
incansable cantando y puede hacerlo durante horas, con cortas
interrupciones, supuestamente para alimentarse y acercarse al nido. Pero
pronto vuelve a su habitual posadero al que es tan fiel como al mismo nido.
Cada zarcero posee su propio e inconfundible repertorio de notas que
conserva año tras año y no es difícil de separar en el campo de otros
zarceros. Algunas veces canta en pleno vuelo. La alimentación en
primavera es totalmente insectívora. Entre las hojas y las ramas de los
árboles y arbustos captura innumerables dípteros, coleópteros, lepidópteros,
hemípteros y también muchas larvas. A partir de agosto come frutos
silvestres de arbustos, y se observa picoteando cerezas e higos. Los primeros nidos no son
construidos por las hembras antes de los últimos días de mayo o en los
primeros de junio. Los machos muestran un fuerte celo, cantando a todas
horas y elevándose en vuelo sin dejar de cantar para descender como lo haría
una Bisbita Pratense Anthus pratensis con las alas desplegadas, pero
posándose bien alto en el extremo de la rama de un árbol. La llegada y la
presencia de las hembras pasa desapercibida incluso para el más atento
observador. Se mantienen silenciosas y bien escondidas en el matorral.
Cuando comienzan a construir el nido, siempre escoltadas por el macho,
vuelan de un matorral a otro. Los primeros nidos están terminados en zonas
meridionales en la última quincena de mayo, pero en el Norte no antes de
junio. Muchas parejas se establecen tarde y consecuentemente la cría se
retrasa notablemente. El material más utilizado es hierba seca fina con
plumón vegetal y telarañas, forrado en el interior también con plumón,
raicillas, pelo y pocas plumas que a veces faltan. Tiene forma de copa
profunda y lo colocan normalmente aprovechando una horquilla de una rama
fina y a una altura del suelo variable entre 1 y 2 metros. La puesta normal
es de 3 huevos, a veces 4 y raramente 5 (en el Norte). En el resto de Iberia
una puesta corriente es de 4-5 huevos, más a menudo 4 y ocasionalmente 5 y
6. Jourdain para 100 huevos colectados en España obtuvo un promedio de
medidas de 17,72 x 13,22 mm. con un máximo de 19,2 x 13,6 mm. y un mínimo de
16,1 x 13 mm. D´Almeida, para 8 huevos colectados en el norte de Portugal,
da una media de 17,8 x 12,8 mm. Con extremos de 17 a 18,6 x 12,2 a 13,3 mm.
Tienen color rosado o violáceo y están marcados con puntos oscuros, negros a
menudo y muy esparcidos por toda la superficie. Bien observados se nota un
rosa más intenso en el extremo más estrecho y violáceo pálido en el más
ancho. Algunos tienen también líneas finas oscuras. Solamente la hembra
incuba y lo hace durante 12-13 días. Los pollos al nacer carecen de plumón y
tienen el interior de la boca de color amarillo muy vivo con dos puntos
oscuros en la lengua. Las comisuras del pico son amarillas muy pálidas.
Ambos adultos los atienden y resulta fácil conocer cuando nacen porque,
normalmente, el macho se muestra muy inquieto entrando y saliendo en el
arbusto y dejando de cantar, pero lanzando su sonora alarma en cuanto un
intruso se acerca a la zona. Algunos machos continúan cantando, pero sólo
esporádicamente. A los 12-14 días salen del nido los jóvenes y quedan
ocultos entre la vegetación, llamando continuamente para que los adultos los
localicen. El suave piído tiene ya el tono dulce y melodioso del canto de
los adultos. Una segunda cría es normal sólo en el Sur. En la zona
Cantábrica menos corriente. Hippolais polyglotta
se reproduce en Europa solamente en el Sudoeste desde Iberia y Francia hasta
el noroeste de Yugoslavia y a través de toda Italia incluida Sicilia. Falta,
sin embargo, en Baleares, Córcega y Cerdeña. En el norte de Francia y en el
Este es quizá ocasional o falta completamente. También se reproduce en el
noroeste de Africa. En la Península Ibérica
posee una densidad buena. El pájaro es numeroso por todas las regiones,
aunque quizá en el Norte esté más disperso y en zonas apropiadas su densidad
viene a ser de una pareja por Ha. Aquí no sube mucho de nivel y por encima
de los 100 metros es escaso. Mayor número de parejas se ven a nivel del mar
hasta 300 netros. Especie migradora, marcha
a mediados de agosto, aunque probablemente muchos jóvenes lo hagan antes.
Que éstos sufren una dispersión postgenerativa previa no hay duda, puesto
que son capturados y observados en muchos países europeos en pleno verano y
en los primeros días otoñales. En Gran Bretaña, por ejemplo, desde 1953 se
observan anualmente y las capturas se suceden hasta 50 en algunos años, la
mayoría desde agosto hasta la mitad de octubre. Solamente unos pocos desde
mayo hasta julio. Como la gran mayoría llegan a las costas del Sur y rara
vez penetran más al interior, hay que pensar que estos jóvenes zarceros
tienen origen francés. La misma situación se produce en otros países
europeos. En Marruecos, Vaughan (1960) encuentra restos de zarceros en los
desplumaderos de las colonias del Halcón de Eleonor en la isla de Mogador
(Costa Occidental de Marruecos) en fecha temprana (18-27 de agosto). A lo
largo de la costa mauritana se ve en septiembre. Estas observaciones dan pie
para pensar que, al margen de las dispersiones de los jóvenes, hay ya un
franco movimiento migratorio hacia el Sur en el mes de agosto y
probablemente en los primeros días de este mes con ocasionales partidas a
final de julio. La llegada primaveral se
produce a partir de la última mitad de abril, pero con mucha intensidad en
los últimos días de este mes y en mayo. Aunque el paso se aprecia muy fuerte
entre el 28 de abril y el 10 de mayo en ambos extremos de los Pirineos, pero
sobre todo en Guipúzcoa y Navarra, donde se producen algunos años verdaderas
«caídas» de migrantes, los nativos tienden a establecerse tarde en el Norte.
Muchas parejas no se sienten hasta bien entrado mayo y muy frecuentemente
hasta la última semana de este mes. Una ocasional observación muy temprana
en Asturias: 19 de marzo; otra también prematura para un zarcero nativo: 19
de abril. Ambos cantaban con fuerza. No sucede lo mismo en el resto de la
Península donde gran cantidad de zarceros ocupan su territorio en la primera
semana de mayo. Balsac y Mayaud (1962) acusan su paso primaveral por
Marruecos no antes de los últimos días de abril y primeros de mayo. Por el
Sahara Occidental se nota su paso hacia el Norte en la segunda semana de
abril, incluso en las mismas fechas de su llegada a Marruecos y Francia.
Hay, que admitir la posibilidad de que Hippolais polyglotta efectúe
de un solo vuelo sobre el norte de Africa gran parte del recorrido que le
lleva a tierras europeas. No otra conclusión puede obtenerse de la escasez
de datos que existen sobre pasos migratorios. Bannerman se refiere a que él
lo observó en paso por las Islas Canarias e incluso la noticia de dos
encontrados muertos junto con otros pequeños migrantes en el islote de Roque
del Este, al norte de la isla de Lanzarote, en el mes de septiembre. Como
Meinertzhagen lo observó en el oasis de Ahaggar en pleno Sahara y existen
más observaciones en aquella zona, hay que admitir que el Zarcero Políglota
llega a Africa en el otoño en un amplio frente. Hippolais polyglotta
inverna en el Africa Tropical occidental en zonas boscosas de Gambia y en el
Sudeste del Senegal, evitando las zonas secas de acacias. Igual hábitat
ocupa en Costa del Marfil, Togo y sur de Nigeria. La presencia invernal en
Iberia de zarceros comunes ha sido supuesta en muchas ocasiones, pero sólo
una captura podría asegurarlo. Esta se produjo el 4 de enero de 1973 en el
valle del Guadiana, al norte de Villanueva de la Serena (Pérez Chiscano,
1973). El pájaro fue capturado con red y anillado en una zona de vegetación
palustre a base de Typha, Scirpus y Juncus. El Zarcero Políglota guarda
una gran fidelidad a la zona donde crió el año anterior e incluso al mismo
matorral. El anillamiento demuestra también que los jóvenes colonizan un
lugar muy próximo a su comarca natal e incluso pueden volver al matorral
donde han nacido y emparejarse con uno de sus progenitores que ha
sobrevivido. |