Paloma Bravía

Columba livia

La Paloma Bravía Columba livia es el tronco de la paloma doméstica tan conocida y abundante en los pueblos y ciudades, aunque ésta a causa de continuos cruces ha perdido muchas de las características morfológicas que caracterizan a la bravía. En general su plumaje es gris azulado, más pálido en la espalda con tonos verdes y violáceos a los lados del cuello. El obispillo es blanco y en las alas se notan bien, sobre todo en vuelo dos barras de color negro. Cuando se ve por debajo, destacan las axilas blancas. La cabeza, el pecho y el vientre tienen un tono gris azulado más oscuro que las plumas de la espalda. El pico es gris con la base blanca; las patas y los pies son rojos y el iris de los ojos naranja rojizo con un anillo interior amarillo.

Fuera de la época de la reproducción y a menudo aun durante ésta, forma pequeñas partidas y donde abunda, bandos numerosos. En cantiles rocosos que es su hábitat preferido se ven las parejas desperdigadas en grietas y repisas. En pueblos y ciudades se refugia y reproduce en agujeros, huecos, tejados y terrazas de edificios, no sólo en los habitados, sino también en los que están en ruinas y otras construcciones abandonadas. La mezcolanza que se observa en estas palomas es muy grande y resulta difícil encontrar fuera de roquedos y cortados sobre cursos fluviales, especímenes puros. Palomas bravías se pueden observar volando a lo largo de acantilados costeros o de roquedos montañosos a alturas de hasta 2.000 metros.

El vuelo de la Paloma Bravía es rápido y ágil, efectuando frecuentes giros y quiebros en el aire. Muchas veces vuela muy baja sobre los campos o la superficie del agua, pero también a gran altura, sobre todo cuando se reunen en grandes bandos a partir del verano. Se posa casi siempre en el suelo o en salientes en las rocas y pocas veces en ramas de árboles a no ser que se trate de los que están secos o aún no tienen hojas, en cuyo caso pueden posarse allí un número considerable de palomas.

El arrullo de esta paloma no difiere mucho del que todos conocemos interpretado por las que viven en las ciudades y consiste en ese sonido sordo y ronroneante que los machos emiten ante las hembras, a menudo acompañándolo con subidas y bajadas de la cabeza en forma característica, agachándose y estirando a continuación el cuello mientras caminan alrededor con pasos cortos, la cola abierta en abanico y bajada hasta el suelo a la vez que abultan exageradamente la garganta. Hay también un vuelo nupcial que se observa frecuentemente y en el que batiendo con lentitud las alas en un corto trecho planean los machos con ellas muy levantadas en un ángulo agudo.

La Paloma Bravía anida en un agujero, una grieta o en el interior de una cueva. En los acantilados costeros pueden criar entre rocas y el nido es una simple depresión desordenadamente recubierto con palos, raíces secas, hierba, incluso algas en las costas. Otras veces es una simple plataforma de hierba seca. Normalmente estas palomas forman grandes colonias de cría, pero también se ven parejas diseminadas cuando se inicia la colonización de un acantilado para ir aumentando año tras año si el lugar prueba ser idóneo. Algunas puestas pueden encontrarse ya en los primeros días de febrero, pero más corrientemente en marzo, extendiéndose la cría hasta octubre ya que muchas parejas efectúan tres puestas al año. Cada una está integrada por 2 huevos, alguna vez 1 y muy rara vez 3, de color blanco. No está muy claro que algunas puestas de 3 huevos sean de la misma hembra. Jourdain da para 100 huevos medidos un promedio de 39,3 x 29,1 mm., con un máximo de 41,3 x 31,5 mm. y un mínimo de 35,4 x 27,4 mm. La incubación corre a cargo principalmente de la hembra, aunque el macho también colabora por cortos períodos. Entre 17 y 19 días dura aquélla y los pichones al nacer tienen un plumón amarillento con tono rojizo. Alimentados por ambos adultos con la llamada «Leche de pichón» y más tarde con granos y semillas ablandadas previamente dentro de su buche, al mes ya son capaces de abandonar el nido, pero no vuelan bien hasta por lo menos una semana más. La Paloma Bravía vive en Europa en la Península Ibérica y en todas las costas del Mediterráneo, lo mismo que en las islas, abundando y formando colonias agrupadas en acantilados marinos y en roquedos de montañas. Local en los Alpes y bastante numerosa en las Islas Británicas, predominando las poblaciones más puras en Escocia (costas e islas) y en Irlanda. En Iberia abunda por todos lados y resulta difícil separar las poblaciones puras de las domésticas de pueblos y ciudades. No es migradora, pero en el otoño se forman bandos numerosos que vagan por los campos y rastrojeras. Algunas son trashumantes y no se descartan migraciones cortas que alcanzarían en algunos casos el norte de Africa quizá mezcladas con Columba oenas y Columba palumbus con las que se ven agrupadas en los encinares de Toledo, Cáceres, Huelva, etc. en otoño e invierno.