Mito Común

Aegithalos caudatus

El Mito Común, Aegithalos caudatus, posee características muy diferentes de las de los paros con los que a veces se ha clasificado. Otras son semejantes y, en conjunto para el no especialista, su conducta se parece mucho a la de aquéllos. Lo que primero llama la atención es la desproporción que existe entre el tamaño del cuerpo y la gran longitud de la cola. Esta es estrecha y está muy graduada de manera que la rectriz más exterior de cada lado es muy corta, menos que la mitad de la cola y la pareja central también más corta que las dos rectrices inmediatas que son a su vez las más largas, lo que le da aspecto de ahorquillada.

El plumaje es un conjunto de rosa, negro y blanquecino de forma que en la cabeza el píleo queda reducido a una estrecha banda blanca o blanco pardusca, enmarcada en dos más anchas negras que por encima de los ojos alcanzan la nuca y llegan a unirse con el triángulo negro o negruzco de la parte superior de la espalda. Las plumas escapulares son rosadas y también los flancos y el vientre. El resto de las partes inferiores y la cara es blanquecina. Las alas son muy oscuras con las primarias y secundarias marrones o negruzcas, éstas con bordes interiores blanquecinos y aquéllas con las plumas cobertoras negras. El obispillo es rosado. La cola es negra y la pareja exterior de cada lado tiene bordes blancos y una mancha del mismo color alargada en el extremo. Este plumaje es adquirido por muda completa entre agosto y septiembre. No hay diferencia entre machos y hembras. El pico, muy corto y grueso, es negro, excepto en los jóvenes que tienen la base y el extremo amarillentos. Los tarsos y los pies son pardo oscuro, casi negros y el iris de los ojos color avellana. El anillo orbital es rosado. Al coger un Mito Común en la mano se aprecia en seguida que sus patas son mucho más delgadas y débiles que las de los paros. El plumaje es blando y muy espeso. El de los jóvenes es achocolatado por encima, excepto el píleo blanco y la garganta, pecho y vientre que son blancos, faltando el tinte rosado característico de los adultos.

Su pequeño tamaño y la longitud de la cola no permiten que confundamos esta especie con ninguna otra. En gran parte del norte peninsular el nombre vulgar de este pájaro se refiere siempre a la exagerada longitud de la cola y es bien conocido. Siempre en grupos familiares, vagando por entre los árboles frutales y los arbustos, sus acrobacias colgando de las ramas, picoteando incesantemente los hongos y líquenes a la búsqueda de minúsculos insectos y sus larvas que se ocultan allí o entre la corteza, se pueden observar fácilmente porque este pájaro es bastante manso y parece como indiferente ante la presencia del hombre. Sus inquietos movimientos y vuelos de un árbol a otro son acompañados por un continuo, fino y penetrante ¡¡tsii-tsii-tsii...!! seguido de un más áspero y también repetido ¡¡tsirrrrrup ... !! o ¡¡tsirrrrrup... rrrup!! Este último sonido lo prodigan más las parejas durante la época de la cría, limitándose en el otoño e invierno a lanzar el primer sonido que agrupa a toda la supuesta familia. Muy arbóreo y arbustivo no tiene inconveniente en posarse en el suelo, pero solamente por un breve instante y más a menudo lo hace en una planta a baja altura que en la misma hierba. Mientras realiza sus movimientos continuamente sacude las alas y la cola y muestra las rectrices blancas en cada revoloteo. Un grupo de erráticos mitos en la campiña está formado por 5-11 individuos generalmente, pero ocasionalmente por más. Tiempos duros del Norte con nevadas fuertes obligan a los mitos a formar bandos, muchas veces junto con páridos como carboneros y herrerillos. A partir de la última semana de enero son ya frecuentes las parejas solitarias que presumiblemente buscan el lugar donde han de construir su laborioso nido. En esta época comienza a escucharse lo que podríamos calificar como su verdadero canto. Esencialmente está formado por el fino y rápido ¡¡tsii-tsii-tsii ... !! seguido de breves y también repetidos ¡¡tsirrAsirr...!! y en conjunto la emisión es más rápida y continuada que durante el resto del año, incluso con una cierta entonación musical. Cuando los machos vuelan con extraordinaria rapidez en persecución de las hembras nos sorprenden, puesto que normalmente su vuelo es lento y marcadamente ondulado. Otras el batir de alas se asemeja al de un murciélago o una mariposa y recuerda mucho la misma acción en el cortejo del Herrerillo Común, desplegando a la vez parcialmente la cola.

La alimentación es fundamentalmente insectívora, pero también picotea muchos brotes de arbustos y árboles frutales, probablemente en principio tratando de descubrir en su interior larvas y minúsculos insectos. Con el pico levanta los líquenes y hongos de la corteza y picotea en el dorso de las hojas los pulgones, cochinillas de la humedad, ciempiés, arañas muy a menudo, huevos de numerosos insectos y pequeñas semillas, forman la mayor parte de la dieta.

El Mito Común es uno de los pájaros que más madruga en la preparación del nido. Los primeros vistos afanados en su construcción empiezan en la última decena de febrero. Primer día en Asturias comenzando la base del nido: 18 de febrero. Duración de la construcción: de 22 a 31 días. Las lluvias retrasan el trabajo y fuertes chaparrones en marzo hacen que muchos sean abandonados. Los dos adultos trabajan y aportan el material. Ambos vuelan juntos hacia o desde el nido. Siempre, mientras uno de ellos trata de entrelazar plumas, musgo y líquenes, el otro espera impaciente su vez en un arbusto, pero a no mucha distancia. Primero hacen una base en forma de pequeño cuenco y sobre ella van edificando el resto, trabajando desde dentro. La estructura tiene fundamentalmente musgo, que a menudo está sujeto entre sí con telas de araña, y recubierto exteriormente con líquenes. El forro interior son siempre plumas de muy diversas procedencias. Los pájaros se acercan a gallineros, desplumaderos de aves de presa e incluso a pajareras donde se encierran tórtolas y palomas. Se citan nidos conteniendo casi 2000 plumas, de distintas especies de pájaros, e incluso sobrepasando esta cantidad. Su número está, como es lógico, en razón directa de su tamaño. Los nidos próximos a lugares habitados tienen menos plumas que los construidos en pleno bosque o en zonas alejadas de pueblos y aldeas. Al terminar la construcción el nido tiene forma ovoidal con una sola entrada en la parte superior un poco ladeada y en general orientada hacia el Este o Sudeste. Ocasionalmente se ven dos agujeros (Walpole-Bond). Casi todos los nidos están bien sujetos en arbustos, zarzas, plantas enredaderas o trepadoras, espinos, Tojo, coníferas, rara vez en árboles y siempre a altura variable entre 2 y 5 metros, pero algunas veces más bajos y no es raro verlos a considerable altura, por encima de los 6 metros. Son muy miméticos y a no ser por el continuo ir y venir de los pájaros no es fácil descubrirlos. Sin embargo, la adopción de nuevos materiales para su construcción pueden hacerlos muy visibles. Así, en Inglaterra parece cada vez más frecuente que los mitos recojan pequeños trozos de poliestireno blanco de envases que quedan abandonados en el campo. Frost (1973), que examinó uno de estos nidos, lo encontró formado por nada menos que más de 1500 trocitos de poliestireno principalmente recubriendo el exterior del nido y espaciados tan regularmente que le daban una muy decorativa apariencia. También se ven nidos formados en gran parte por amentos de Sauce y un poco de musgo, de forma que al estar completamente terminados semejaban una bola de lana. Muchos de estos nidos anormales carecen del recubrimiento exterior de líquenes. En algunas ocasiones se ha podido observar que la pareja que construye el nido es ayudada por otros dos mitos, no constantemente, sino a intervalos. Probablemente se trata de otra pareja que anida en las proximidades y que confunde el lugar donde está su propio nido.

Las primeras puestas no están completas antes de la última decena de marzo y más corrientemente en la primera quincena de abril. El mal tiempo retrasa considerablemente la reproducción y algunas parejas, en condiciones anormales de lluvias intensas, pueden comenzar la puesta en la última semana de abril o en los primeros días de mayo. Cada puesta consta normalmente de 7-11 huevos, 8-9 las más corrientes y siendo las de 12 excepcionales. Como extremos se dan 5 y 16, pero esta última cifra no parece debida a una sola hembra. Estos tienen color blanco con puntos menudos pardo rojizos muy claros o violáceos apenas perceptibles. A veces se acumulan en el extremo ancho. Jourdain, para 100 huevos de origen inglés, obtuvo un promedio de medidas de 14,17 x 11 mm. con un máximo de 17,2 x 10,5 mm. y un mínimo de 13 x 10,9 mm. D´Almeida, para 11 huevos colectados en el norte de Portugal, encontró una media de 13,8 x 11,3 mm. con extremos de 12,4 a 15 x 11 a 12,3 mm. La incubación es realizada por ambos sexos, aunque el macho sólo lo hace por cortos períodos durante el día, permaneciendo también de noche dentro del nido mientras la hembra incuba. Los huevos son puestos con intervalos de 24 horas y la incubación comienza cuando la puesta está casi completa, pero todavía pueden faltar por poner 2 o 3 huevos. El nacimiento de los pollos comienza a producirse después de 13 días de incubación y puede prolongarse 2 ó 3 días más. Jourdain da 14-18 días y Harrison 12-14. Que la incubación comienza cuando en el nido ya hay 5-6 huevos queda demostrado porque éste es el número de pollos que corrientemente nacen al cumplirse el día 13. Los demás lo hacen en los 2 días siguientes. Al nacer son tan pequeños que apenas pueden manejarse entre los dedos. No tienen nada de plumón y el interior de la boca es amarillo dorado u ocráceo, sin puntos oscuros en la lengua. Las comisuras también son amarillas. Ambos adultos los ceban, pero el macho a menudo pasa su picada a la hembra antes de arribar al nido. Acuden con intervalos muy variables. Se alejan bastante del nido para la captura del cebo que, invariablemente, consiste siempre en insectos, orugas verdes y arañas. Su aproximación al lugar se advierte fácilmente porque se llaman mutuamente con el típico ¡¡tsirr... tsirrr ... !! repetido. Aunque normalmente en el otoño e invierno durante sus vagabundeos por la campiña permiten la aproximación del hombre, algunas parejas se vuelven excesivamente tímidas en la primavera y resultan huidizas durante la reproducción. Una sola puesta es normal en la temporada, pero ocasionalmente algunas parejas anidan por segunda vez, tan tarde como en julio o agosto. Los pollos dejan el nido a partir de los 14 días de edad, y aún necesitan ser atendidos por los padres durante 15 días más.

El Mito Común es un pájaro típico de las campiñas europeas que únicamente falta en Islandia, el norte de Escandinavia, Cerdeña y, Baleares. En general, las parejas están muy dispersas y no puede decirse que sea una especie abundante, pero sí numerosa. Localmente pueden concentrarse de forma que cada pareja detente un territorio de 2 Ha, pero solamente a efectos del nido, porque para cazar sus presas vuelan mucho más lejos, sobrepasando los territorios de otras parejas. No rehuye los bosques, pero prefiere campiña con arbolado disperso y plantaciones de frútales. También zonas de montaña de altitud media, en la que ocupa con mucha frecuencia tojares y espinos.

Vaurie ha reunido en tres grupos las diversas subespecies que se han señalado para Europa: caudatus, europaeus y alpinus. Las dos primeras tienen variaciones de origen clinal pero la tercera no al poseer poblaciones completamente aisladas. El grupo primero, caudatus, tiene la cabeza blanca y las partes del cuerpo de este color son nítidas. Vive en Escandinavia, Polonia y Rusia y algunos se desplazan hacia el Sur y el Oeste durante el otoño e invierno. Europaeus es la raza continental con un rayado más o menos difuso en la cabeza y el blanco de las partes inferiores menos claro, más oscurecido, pero conservando el negro y rosa de la espalda de caudatus, Por el Sur llega hasta Francia y al Oeste es reemplazada por la subespecie británica rosaceus más oscura, más negra en las rayas de la cabeza y el blanco del píleo menos nítido. Su longitud alar es en promedio menor y el pecho y flancos son más rosados. En los Pirineos, Cantábrico, Noroeste y norte de Portugal hasta el valle del río Tajo habita la subespecie taiti de grupo europaeus parecida a rosaceus pero más oscura, las rayas sobre los ojos más anchas y negras y lo mismo la espalda y obispillo. En el centro de España se mezcla con la subespecie del grupo alpino Irbii, que tiene la espalda gris mezclado con un ligero tono rosado. Hay también una estrecha banda negra en la parte superior de la espalda. Esta raza llegaría hasta el sur de la Península. Las variaciones, como se ve, son muchas y en la mayoría de los casos confusas. Sin duda que entre un mito de Escandinavia y otro de Iberia habrá diferencias muy acusadas, pero las poblaciones cercanas no pasan bruscamente de una subespecie a otra, sino que hay grados intermedios que, por lo tanto, son realmente indefinidos. Los mitos Cantábricos tienen extraordinariamente anchas las franjas negras de la cabeza, que a menudo les cubren los ojos y en conjunto, su plumaje es muy oscuro, contrastando mucho el color blanco del píleo.