Ganga Ortega

Pterocles orientalis

Los bandos de gangas ortegas que se ven en gran parte de la Península Ibérica a partir del otoño no llaman mucho la atención, porque de la misma manera que sucede con las gangas ibéricas, estos pájaros son confundidos en una somera observación con bandos de palomas. Sin embargo, las diferencias son profundas. La Ganga Ortega Pterocles orientalis es un ave de plumaje muy vistoso. Los machos en primavera tienen la cabeza gris, a veces con un ligero tono amarillento, sobre todo en el píleo y parte superior de los carrillos; la espalda es grisácea con manchas anaranjadas y los hombros y base del cuello gris azulado. Las plumas escapulares grises tienen manchas redondeadas de color naranja y el resto de las plumas, cobertoras y secundarias es anaranjado. Las primarias son marrón oscuro negruzco. La garganta es castaña con mancha negra y el pecho rosado con una estrecha banda negra. El vientre es negro y probablemente esta característica es la que más se ve cuando las gangas ortegas nos sobrevuelan. Las patas cortas y negras están cubiertas con plumas blancas salvo por detrás y que no alcanzan a los dedos de los pies.

Las hembras son notoriamente más amarillentas, moteadas en la cabeza y en el dorso, la garganta, de color amarillo, tiene una mancha negruzca y el pecho ocráceo rojizo está densamente moteado de negro y cruzado por debajo por una banda negra.

Vive en terreno abierto como la Ganga Ibérica de forma que sus territorios se sobreponen con mucha frecuencia, aunque se observa una mayor tendencia en las gangas ortegas a frecuentar zonas próximas a marismas, incluso salobres. Se ven muchas en otoño en páramos pedregosos y con vegetación rala, muy a menudo en extensas tierras con suaves colinas y ondulaciones. No rara tampoco en encinares, campos cubiertos de matorral con claros pedregosos y campos con árboles chaparros repartidos por aquí y por allí.

Fuera de la época de la reproducción forma bandos muy numerosos que vuelan con extraordinaria rapidez y que al pasar cerca del observador pueden ser bien identificados, además de por el vientre negro, por tener la cola corta, sobre todo comparándola con la de la Ganga Ibérica. Pero también es afilada y las alas son igualmente puntiagudas, notándose bien las primarias y el borde inferior de las secundarias de color muy oscuro, casi negro.

En los últimos días del invierno los bandos comienzan a disgregarse y las parejas van ocupando sus habituales territorios, siendo muy fieles al lugar donde criaron el año anterior. Sin embargo, no anidan pronto y a pesar de su evidente celo, aún tardan casi dos meses en efectuar la puesta de los huevos. Los machos persiguen a las hembras en pleno vuelo hasta que consiguen que se posen en el suelo. En él giran a su alrededor erizando el plumaje y caminando como agachados, posición que por otra parte es la más común en esta especie que suele llevar el cuerpo muy horizontal y las patas flexionadas en ángulo con el suelo, de manera que sus blancas plumas que cubren los tarsos apenas se ven.

Las gangas ortegas vuelan hacia los bebederos en bandos, emitiendo un sonido que se puede representar como ¡¡churr-urr-rrr!! Los vuelos para beber comienzan a primeras horas de la mañana y durante la cría los machos mojan el plumaje del pecho para dar agua a los pollos cerca del nido. Aunque prefiere el agua dulce, la Ganga Ortega también bebe y se remoja en agua salobre.

Anida en el suelo en una pequeña depresión en la tierra o arena, al descubierto o al abrigo de una planta. Dentro de tan somero hueco parece que introduce pequeñas hierbas y tallos secos. En razón de las zonas que ocupa, el calor y la fuerza del sol que este pájaro tiene que soportar, posee una cámara de aire en la parte baja del abdomen, que le permite permanecer echada sobre el enormemente caliente suelo sin sufrir deshidratación apreciable. Las puestas son encontradas a finales de abril pero más a menudo comienzan en los primeros días de mayo. Casi siempre consisten en 2-3 huevos y muy ocasionalmente 4. Su color es beige claro manchados de gris ceniza claro y más destacadamente con manchas rojizas o pardas. Ambos sexos tienen placas incubatrices y probablemente, como sucede en la Ganga Ibérica y en otras Pteroclidae, los machos incuban durante la noche, quedando el día completo para las hembras. Después de 27-29 días nacen los pollos que pronto dejan el nido y son atendidos por ambos adultos que los protegen del fuerte sol y los alimentan con semillas, buscándolas entre la vegetación. También comen muchas plantas pequeñas verdes, piedrecillas y arena. Cuando los machos se acercan a los pollos con el plumaje del pecho completamente mojado estos muestran gran excitación y se cobijan bajo él inmediatamente. Dos crías en la temporada parecen ser habituales en Iberia, aunque hay muy pocos datos sobre la reproducción y conducta de esta especie.

La Ganga Ortega ocupa en Europa un biotopo muy similar a la Ganga Ibérica y se reproduce en Iberia exclusivamente. Aquí es casi numerosa en toda la meseta interior, más hacia el occidente y menos hacia el Mediterráneo. Falta totalmente en la zona Cantábrica al norte de esta Cordillera y es muy escasa en las tierras altas de Castilla y León. Rara en Galicia, sólo de forma ocasional se ven algunos bandos en el otoño e invierno. A partir de septiembre los bandos vuelan erráticos y se aprecia cierta trashumancia en la especie, pero sin alejarse mucho de sus habituales lugares de reproducción. También cría en Marruecos hasta el valle del Draa, Tiznit y Goulimine. Parece preferir en Argelia y Túnez zonas del interior a las costeras muy cultivadas. Algunas gangas ortegas han sido observadas o capturadas accidentalmente en Bélgica y Alemania.