Combatiente

Calidris pugnax

El Combatiente Calidris pugnax es un pájaro que se puede observar bien en la Península en los pasos primaveral y otoñal y que cualquier aficionado a las aves siente que esta especie tan singular no se reproduzca en estas tierras, por las costumbres y actitudes tan espectaculares que desarrolla durante la época del celo. En este corto periodo el macho tiene en el cuello, pecho y cabeza una gorguera y auriculares de plumas eréctiles, que en el cortejo nupcial muestra en todo su esplendor y colorido. No hay duda de que si las hembras quedan impresionadas de plumaje tan bello, mucho más los observadores que pueden disfrutar de este auténtico espectáculo de la naturaleza, protagonizado por esta pequeña criatura. El plumaje en esa época varía de unos machos a otros en una tal diversidad de combinación de colores, que estas gorgueras de plumas son difíciles de encontrar repetidas. Plumas combinadas blancas, negras, ocre, amarillentas, castaño, etcétera, forman un maravilloso y espectacular plumaje que cuando el macho lo recoge solamente se puede apreciar que éste tiene el cuello más grueso de lo normal. Los machos de Combatiente son de mayor tamaño que las hembras, algo superior al del Archibebe Común, pero parecen mucho más grandes y fuertes por caminar más erguidos. Las hembras son muy pequeñas y su plumaje es modesto comparado con el del macho, aunque en el dorso tienen tonos pardo-rojizos formando marcadas escamas no menos bellas y son además muy moteadas en el pecho, lo que contrasta con el vientre blanco.

Los jóvenes son difíciles de identificar, donde los combatientes son muy numerosos en los pasos primaveral y otoñal.

La especie se reproduce desde el este de Inglaterra, Países Bajos, hasta el norte de Escandinavia y a través de todo Eurasia. Algunos combatientes se reproducen también en pequeña cantidad en Bélgica y puntos del noroeste francés. Se ha anillado muy abundantemente y las recuperaciones también son numerosas.

Los machos pasan hacia el Norte unos días antes que las hembras. Sin embargo, algunos invernan en el sur de la Península Ibérica. Muy pocos fueron observados en el censo de enero de 1973, pero quizá exista en las marismas del Guadalquivir una apreciable población de invernantes.

El Combatiente inverna en enorme número en Africa (Moreau, 1972). Ocupa zonas interiores, lagunas y riberas de los grandes ríos africanos y también de los lagos. Es menos costero que otros limícolas. A su llegada a Africa se alimenta en la sabana de semillas de hierba.

En diciembre también comen en abundancia del arroz, y se cita el caso curioso de combatientes que se posan en las carreteras para comer el arroz que cae de los sacos. Para dar una idea del número de estos pájaros que invernan en Africa, puede señalarse que en 1967 se calculaba que en las orillas del lago Tchad había medio millón de ellos y un millón dentro de un radio de veinticinco kilómetros del río Yobe, aunque tales cifras son muy variables de un año a otro. Además, esta especie, como tantas otras que invernan en la zona del Sahel africano, habrán sufrido muchas pérdidas como consecuencia de la pertinaz sequía que asoló aquella zona. Probablemente las poblaciones de combatientes europeos se juntan con las de origen asiático, dado el incalculable número de ellos que invernan en el continente negro.

Al paso por la Península Ibérica se han recuperado en las provincias cantábricas varios anillados, destacando una en enero, en Asturias, que había sido anillado en Bélgica en septiembre anterior. Otras recuperaciones escandinavas y alemanas se sitúan en provincias andaluzas y mediterráneas y en el Algarve portugués.

El pavoneo de los machos de Combatiente se inicia al llegar las hembras a los lugares de reproducción donde ya las esperan los machos. Bernis (1968) describe muy bien los plumajes de varios machos observados por él: realizan el pavoneo en las lagunas de Alcázar de San Juan entre los últimos días de abril y primeros días de mayo. También señala la presencia de unas pocas aves de esta especie invernando en las lagunas.