Chorlitejo Chico Charadrius dubius Muy parecido al Chorlitejo
Grande, el Chorlitejo Chico Charadrius
dubius se diferencia, sin embargo, de él por menor tamaño, patas
amarillentas y voz diferente Cuando vuela se aprecia mejor la
distinción
entre ellos porque carece de franja blanca en las alas. Visto de cerca, o en
la mano, se le nota bien el anillo ocular amarillo, que en la primavera es
muy marcado, y la mancha negra que divide en dos partes el color blanco de
la frente. Lanza un silbido agudo y
corto, «piiú», especialmente al volar y en sus zonas de reproducción, época
en la que es muy ruidoso. Como otros limícolos, durante la cría ocupa
fundamentalmente márgenes de ríos con cantos rodados y en especial, zonas
con meandros y recodos, donde es extraño que falte en los ríos de la
Península Ibérica a cualquier nivel. Sin embargo, se observa en estos
últimos años una notable disminución de las parejas reproductoras. En el
invierno se dispersa por las costas, pero en el Cantábrico no-inverna. El Chorlitejo Chico ha
sido bien estudiado en diversos lugares de Iberia y muchos ornitólogos
españoles conocen bien sus curiosas costumbres y las estratagemas de que se
vale para ocultar los nidos y distraer la atención de cualquier intruso. En
el mes de abril, pero más a menudo en mayo, llegan a sus lugares de cría,
primero los machos y entre 6 y 20 días más tarde las hembras. Ocasionalmente
algunos llegan ya emparejados. Los primeros días previos a la nidificación
las parejas que ocupan territorios contiguos luchan con frecuencia entre
ellas, especialmente los machos. Del ceremonial del emparejamiento destacan
los vuelos del macho, que los efectúa de forma que llama enseguida la
atención, pues más parece una gran mariposa. En algunas zonas del
Mediterráneo los pájaros llegan antes, si atendemos a las observaciones de
varios ornitólogos. A veces, tan temprano como en el mes de marzo. De este
modo, es frecuente que durante la primavera el Chorlitejo Chico efectúe dos
puestas generalmente cuatro huevos es una cantidad normal, y éstos tienen un
fondo de color crema pálido, a veces verde, y siempre están marcados con
puntos y dibujos marrones, más intensos en el extremo ancho. A pesar de su
color, los huevos no pasan inadvertidos, si están en zonas de fango seco o
arena, por lo que los pájaros, como hacen otras especies de charadriiformes,
colocan en el nido o cerca de él pequeñas piedras o guijarros. Es curioso
que los pollos de este chorlitejo, que nacen después de tres semanas de
incubación, generalmente unos 24-25 días, tienen en la cabeza una línea
circular negra en forma de corona, distinguiéndose así bien de los pollos
del Chorlitejo Patinegro Charadrius alexandrinus, que carecen de
ella. Estos, a poco de nacer, y con el plumón ya seco, no son alimentados
por sus padres, sino que ellos mismos picotean en el suelo entre la arena y
las piedras, comiendo pequeños invertebrados. Los padres tratan siempre de
distraer la atención de quienes descubren los nidos, representando una
acción que se ha estimado es la simulación de una herida, extendiendo hacia
arriba totalmente un ala y poniendo la cola en abanico, tumbándose sobre un
costado y a veces, incluso dando una voltereta completa en el suelo. También
combinan estos movimientos con batidos y golpes de las dos alas contra el
suelo. A los 21-25 días ya
vuelan los jóvenes y pocos días después desaparecen del lugar, salvo las
parejas que efectúan una segunda puesta. El Chorlitejo Chico se
reproduce prácticamente en toda Europa, pero rehuye gran parte de
Escandinavia, Escocia e Irlanda. En la Península Ibérica cría en todas las
regiones, aunque con muy variable densidad, y es más escaso en la costa. En
los pasos de primavera y otoño es, sin embargo, muy abundante en todas las
costas de la Península. Desde finales de abril hasta junio y desde finales
de agosto hasta bien entrado octubre, son muchos millares de chorlitejos
chicos los que pueden ser observados a lo largo de las costas y en especial
de las cántabro-atlánticas, pero muy desperdigados por los limos y orillas
de estuarios y carrizales. Las recuperaciones de anillados son escasas y
corresponden a pájaros ingleses, belgas, escandinavos y holandeses. Se cita
una recuperación en Madrid, en septiembre, de uno anillado en Holanda y otro
de la misma procedencia en agosto en Barcelona. Parece así deducirse la
propensión de esta especie a sobrevolar el interior de los continentes.
Durante el invierno es un pájaro común en el Senegal, Africa central y
Nigeria, en lugares donde ha habido inundaciones. En Kenia y Uganda es
frecuente alrededor de los grandes lagos Victoria y Alberto, en el valle del
Nilo (Moreau, 1972). Los chorlitejos chicos
muestran mucha fidelidad a su lugar de nidificación, volviendo a él año tras
año, como se ha comprobado con el anillamiento. Se alimentan de insectos y
sus larvas, pequeños escarabajos de agua y también de arácnidos y moluscos. |