Autillo Europeo

Otus scops  

 

El Búho más pequeño de la fauna Ibérica, el Autillo Europeo Otus scops, parece también la más simpática de las aves de presa nocturnas, quizás por su marcado carácter insectívoro en la alimentación y también por su voz monótona, pero no exenta de musicalidad y que a fuerza de ser oída llega a gustar, sobre todo si sabemos que el canto del macho es normalmente contestado en otro tono por la hembra.

Según Vaurie, la raza que vive en la Península e islas Baleares Otus scops mallorcae, tiene el plumaje muy rayado de gris, menos marrón que la subespecie que habita el resto de la zona europea donde se reproduce, y con más blanco y menos manchas pardas en las partes superiores. Sin embargo, este pájaro tiene dos distintas fases en la coloración del plumaje y ambas existen en Iberia. Una es gris y la otra destacadamente rojiza o parduzca. Todo el plumaje del dorso está adornado con puntos blancos y en el cuello se le aprecia un collar también blanco manchado de sepia. La cola es grisacea rayada de pardo y negro y está cruzada por cuatro o cinco franjas blancuzcas. Pero la nota más destacada la constituyen las largas orejas que sobresalen a los lados de la cabeza y están formadas por plumas de color marrón grisáceo. Los ojos son amarillo azufre y el pico negro azulado.

No hay duda de que estamos ante un curioso y simpático pájaro que está lejos de producir el desagrado de los demás búhos. Su actitud cuando está posado muy tieso al lado de un tronco de árbol en una rama horizontal, es muy curiosa.

 Si se siente observado, inmediatamente se aprieta contra la corteza y en verdad que hay que aguzar la vista para distinguirlo bien. Aunque de costumbres eminentemente nocturnas, también se le puede ver de día con regular actividad y canto. En la Península Ibérica se le oye más que se le ve y es raro descubrirlo volando. Durante la época de la reproducción vive en parejas, pero más tarde al emigrar a Africa se reúne en pequeños grupos. Cazan insectos en determinados lugares donde abundan y ésta puede ser la causa ocasional de su gregarismo. También es frecuente cerca de los focos luminosos donde se concentran mariposas nocturnas, revoloteando tras ellas con gran agilidad. Se ha visto estacionado en las murallas de algunas poblaciones antiguas españolas, que ahora se iluminan en atención al turismo y donde en los meses estivales los insectos abundan.

Su voz es un sonido monótono, pero no exento de cierta musicalidad, y se parece algo a la del Sapo de espuelas Pelobates cultripes. Realmente es un simple silbido ¡kiú! que repite insistentemente el macho y que es regularmente contestado por la hembra con el mismo o parecido sonido, pero emitido en tono más agudo, a veces casi imperceptible para el oído humano. Se han medido intervalos entre cada silbido de hasta 5 segundos, pero casi siempre se escucha en períodos de dos en dos segundos. A poco de ponerse el sol y aunque la luz del día aún domina el paisaje, comienza su canto el Autillo. Existen numerosos testimonios del canto durante el día. Así, Bannerman, que coincide con esta apreciación, cita que Munn descubrió en las murallas de la ciudad de Alcudia (Mallorca) a los autillos cantando en plena luz del día, lo que no deja de ser sorprendente si pensamos en la luminosidad del lugar. Tucker señala nuevos sonidos, no precisamente musicales, emitidos en diversos momentos de la vida del pájaro, bien en el nido o cuando está alarmado. En lugares de excepcional concentración de autillos, pueden escucharse simultáneamente varios cantos y entonces se hace humanamente imposible localizarlos. Geroudet (1965) aprecia curiosas variaciones en la intensidad de la voz de este pájaro, tal como si fuera ventrílocuo. Y estima además, que la hembra, cuando contesta al macho, emite su voz en tono un poco más elevado y generalmente doble o triple ¡yi-ú-ú! Otras voces más parecidas a maullidos cuando el pájaro se inquieta o un breve y agudo ¡¡jí-ií!! Canta mucho al llegar en el mes de marzo, aunque se ha escuchado en febrero en Asturias, probablemente se trataba de algún invernánte, y no enmudece durante el verano hasta que en septiembre comienza la emigración y muchas personas a pesar de no estar directamente interesadas en la vida de los pájaros, echan inmediatamente de menos su voz monótona, pero dulce.

El Autillo es un pájaro eminentemente insectívoro. Su dieta está formada por diversas especies de coleópteros y ortópteros. De éstos, los saltamontes en junio y julio, sobre todo, Tettigonia viridissima, son una de sus principales presas. Come también muchos lepidópteros que abundan en el mes de agosto y aún antes, meses en los que este pequeño pájaro aumenta exageradamente de peso, acumulando una enorme cantidad de grasa antes de emprender la emigración a Africa. Blondel da para autillos capturados en migración en la Camarga (Francia) diferencias notables que van de 66-92 gramos en primavera a 60-145 gramos en el otoño. Igualmente los días calurosos abundantes en hormigas aladas son ideales para la caza del Autillo. Pequeños ratones y pájaros también son capturados, pero no muy a menudo.

Un agujero en un tronco viejo de árbol muchas veces aprovechando el construido por un Pito Real Picus viridis y que no esté muy cerca del suelo es suficiente para anidar sin añadir material alguno. La mayoría de las nidos se localizan a alturas superiores a los dos metros. También anida en agujeros de muros de viejas construcciones e incluso bajo aleros de tejados de cabañas o de caserones en viejos parques y jardines. La pareja se establece pronto en marzo, pero pasa por lo menos un mes antes de que se inicie la puesta. En abril y con frecuencia también en mayo, pone de tres a seis huevos, más a menudo 4 ó 5 de forma bastante redondeada, blancos y muy poco brillantes. Jourdain da para 100 huevos de colección en Gran Bretaña un promedio de 31,3 x 27 mm. La incubación parece ser efectuada sólo por la hembra y tiene una duración de 24-25 días, comenzando con la puesta del primer huevo. Como los demás búhos, el macho aporta las presas a la hembra mientras incuba y lo mismo cuando nacen los pequeños autillos, que dejan el nido a los 21 días, aunque aún no están completamente emplumados y la cabeza conserva mucho plumón, así como otras partes del cuerpo. El color de las plumas es ya casi como los adultos pero falta el color blanco que produce tanto contraste en estos y el rayado marrón es más claro y menos acentuado.

El Autillo Europeo se reproduce en una extensa zona que va desde el noroeste de Africa hasta Asia, pasando por la Europa meridional donde ocupa Francia, Iberia, Italia, Suiza, Checoslovaquia, Yugoslavia y los Balcanes además de todas las islas mediterráneas, donde parece estar asociado íntimamente con los olivares. Fuera de la Península Ibérica habita la raza Scops scops de color marrón rojizo en general, menos marcadamente rayada que la subespecie scops mallorcae de Iberia.

Su distribución en la Penísula Ibérica no es regular, pues no hay que olvidar su carácter eminentemente mediterráneo. De este modo regiones ibéricas como Andalucía concentran una importante población, mientras en la zona cantábrica y Galicia el Autillo está más diseminado, ocupando con preferencia viejas fincas, y parques con grandes árboles y construcciones antiguas. Falta en cambio casi completamente en las nuevas plantaciones de especies exóticas. Bernis (1967) estima que como el pájaro es de reducidas dimensiones y cuando permanece silencioso es difícil de poder detectar, pasa con frecuencia desapercibido y la calificación que se da como raro en algunos países europeos debe tomarse con cautela.

La migración de esta especie ha sido objeto de notable controversia, pues es evidente que este pequeño pájaro, por sus costumbres es difícil de vigilar y los anillamientos aún no han sido lo suficientemente numerosos como para poder deducir de las subsiguientes recuperaciones zonas de invernada y rutas de migración. Lo que no ofrece duda es que gran parte de la población europea emigra en el otoño y alcanza los países mediterraneos de Africa en un sólo vuelo que no termina en la misma costa sino al interior, quizá en los mismos bordes del Sahara. Iberia puede ser ruta de migrantes otoñales y de hecho se ha observado abundante en esta época en determinados lugares de Guipúzcoa y La Rioja. Sin embargo, la migración primaveral es mucho más notoria por toda la costa norte de Africa. A través de Iberia se acusa una abundante masa de autillos y aprovechando este flujo han sido anillados muchos, que ya han producido numerosas recuperaciones en el mismo lugar y una lejana. Esta corresponde a un Autillo anillado en Baeza (Jaén) en abril y capturado en Alta Provenza (Francia) en mayo del siguiente año. Otro anillado en Bélgica fue controlado al paso por Huelva, de vuelta de su invernada en Africa un año después. El mismo flujo se observa en Túnez donde se han anillado en cantidad notable, produciendo recuperaciones en los países europeos de más al norte, Italia, Yugoslavia, etc. Los autillos españoles invernan en gran parte en Africa, aunque no existe una completa evidencia. Vaurie dice haber examinado un ejemplar de colección de la subespecie mallorcae capturado en marzo en Marruecos y otro posiblemente de la misma raza, colectado en un oasis del Sahara central en noviembre. Pero estos son escasos datos para afirmar una tesis.

Moreau (1972) estima que la subespecie scops scops inverna al sur del Sahara. Sin embargo, existe considerable dificultad para diferenciarlo de la subespecie típica africana, con la que coincide en los meses invernales. Ahora se sabe que el Autillo alcanza hacia el Oeste el Senegal donde Morel mostró a Moreau varios de ellos posados en una plantación de bambúes. En los países del Golfo de Guinea, sin embargo, se le considera como poco común. En el resto de los países africanos del centro y este del continente son esporádicas las observaciones. Moreau insiste en el dato importante de que muchos autillos han sido vistos en primavera, volando hacie el norte a través de Mauritania y el Sáhara occidental y, probablemente, estos o parte de ellos, que siguen una ruta distante de la costa atlántica a no menos de 300-500 km., serán los que alcanzan las costas de Túnez, como ya hemos dicho antes. De este modo cabe esperar que la parte más occidental de Africa concentre la mayoría de los autillos europeos en el invierno.