Carraca Europea

 

 

 

 

Coracias garrulus 30 cm.

En cuanto llegan a sus zonas de cría, las parejas de carracas se dedican a buscar la cavidad donde construirán su nido. El hueco de un árbol, la cavidad de un roquedo, un talud o un agujero en un muro son sus lugares predilectos. El ardor desplegado por el macho durante su magnífica parada nupcial, en la que se lanza hacia el cielo, voltea y hace piruetas, incita bien pronto a la hembra a comenzar la puesta.

Al borde de los bosques, en las grandes alamedas bordeadas de árboles viejos o cerca de los espacios abiertos en la llanura, no es raro ver varias parejas de carracas que se establecen cerca unas de otras. Esta costumbre ha inducido a aventurar, erróneamente, la existencia de colonias, pero no existe tal en esta especie.

Al recorrer en verano las llanuras arboladas del centro y sur de España, una brillante y coloreada ave atrae rápidamente nuestra atención: es la Carraca Europea que, con sus vivos tonos azules y acastañados, más parece un elemento de la avifauna tropical que un habitante del continente europeo. Su belleza no la libra de la persecución humana, que en muchas ocasiones causa destrozos en esta especie, debido a la facilidad de localización, consecuencia de sus costumbres.

 

Identificación: Verde azulado claro; dorso rojizo vivo; rémiges negras con base azul ultramar; cola azul con rectrices centrales pardo-verdoso y externas manchadas de negro en la punta; jóvenes más apagados, pardo-verdosos con rectrices externas sin mancha negra en la punta.

Nidificación: Nido en cavidad, sin forro o recubierto con escasas briznas de hierba y plumas; puesta, en mayo, de 4 a 7 huevos blanco puro; incubación, por los dos padres, de unos 19 días; los pollos, alimentados por ambos padres, vuelan tras unos 28 días.

Alimentación: Grandes insectos, pequeños reptiles, batracios, mamíferos.

Hábitat: Bosques.

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