Aguila Pescadora Pandion haliaetus El Aguila Pescadora
Pandion haliaetus
es una de las aves de presa más espectaculares de la fauna ibérica y también
está entre las más difíciles de observar, en especial cuando en los lagos y
costas captura peces que constituyen la gran mayoría de sus presas
habituales. Es un pájaro de tamaño medio, no superior al del Busardo
Ratonero Buteo buteo, por citar una de las aves más populares y
abundantes y resulta inconfundible lo mismo cuando se la ve volar sobre
aguas costeras que en una tranquila ría del Norte de España o en uno de los
muchos pantanos y embalses de nuestra geografía. Si se tiene la suerte de
poder observarla de cerca, en seguida llama la atención el contraste que
ofrece su plumaje. La cabeza es blanca por encima y está rayada profusamente
de negro. Además tiene una banda de color marrón oscuro casi negra a través
de los ojos, que llega hasta la parte posterior de la cabeza y desciende por
los lados del cuello. Las plumas de la nuca poseen un tinte rojizo y son
alargadas de manera que forman una corta cresta que este pájaro eriza con
frecuencia. El resto del plumaje es blanco níveo por debajo y marrón muy
oscuro, casi negro, por encima, teniendo una franja pardo moteada a través
del pecho. Los ojos son de color amarillo brillante, el pico negro y
extraordinariamente ganchudo, la cera gris verdosa y las patas y pies verde
amarillentas. Estos son muy fuertes con los dedos provistos de unas como
escamas puntiagudas que le facilitan la sujeción de las resbaladizas presas.
Las uñas son largas y curvadas. Las águilas pescadoras
jóvenes no son tan oscuras por encima como los adultos y en conjunto parecen
más pálidas. Al volar tiene la
apariencia de un águila pequeña con las alas largas y estrechas,
generalmente anguladas y con frecuencia recuerda a una gran gaviota. Cuando
se ve por debajo se le notan muy bien las manchas negras del vértice flexor
de las alas, así como una banda oscura a lo largo del centro de éstas,
detalles que contrastan mucho con el cuerpo blanco. El plumaje es muy
compacto y apretado, lo que sin duda reduce el golpe contra el agua cuando
el pájaro se lanza a la captura de un pez. El Aguila Pescadora vive
generalmente próxima al agua, ocupando costas rocosas, riberas de lagos,
etc., y su vuelo es muy característico, batiendo lentamente las alas,
elevándolas muy por encima del cuerpo y alternando con largos planeos. Los hábitos de esta
especie han sido bien estudiados, porque, no es difícil observarla sobre
todo cuando captura sus presas. Permanece muchas horas del día posada en
acantilados y también en árboles, volando de vez en cuando sobre la
superficie del agua tratando de localizar alguna presa. Casi siempre vuela a
una altura que se estima no inferior a 15 metros ni superior a 30 y
solamente más alta en ocasiones, en especial cuando va en vuelo directo, o
cuando acaba de capturar un pez y antes de remontar para dirigirse al
posadero lo hace muy baja sobre el agua. Realiza generalmente un vuelo
circular o formando en el aire un ocho, yendo hacia un lado y repitiendo el
mismo corto vuelo varias veces. Cuando divisa un pez que nada cerca de la
superficie, se cierne un instante con las patas colgando y se lanza al agua
de cabeza con las alas plegadas a medias y un momento antes de tocar el agua
pone las patas por delante y levanta las alas de forma que choca con el agua
produciendo gran cantidad de salpicaduras y espuma, calando completamente el
cuerpo y viéndosele fuera solamente los extremos de las alas. En las rías
del Norte se sumerge poco, puesto que la mayoría de las presas son peces de
las especies múgil y roccus que suelen nadar entre dos aguas o muy cerca de
la superficie. Los peces los coge fuertemente con las dos patas, pero
también con una sola y una vez en vuelo coloca la otra sobre su presa, pero
no sin antes cuidar de que la cabeza del pez apunte en la dirección de la
marcha dándole, cuando no es así, un giro rápido en el aire. Se calcula que
el noventa por ciento de los ataques no fallan y solo algunas presas
consiguen escaparse del Aguila Pescadora, bien saltando fuera del agua o
soltándosele de las patas. Rara vez superan las presas un kilogramo de peso
y muy pocas veces los dos kilogramos, que no suelen ser alcanzados nunca por
los mismos pájaros. Desde el agua, de donde se eleva con lentitud pero a la
vez con potencia, se dirige directamente a un posadero donde devora su
presa. Estas varían según la zona donde el águila se estaciona para pescar o
de la fauna piscícola próxima al nido cuando se trata de época de
reproducción. Normalmente el Lucio, la Carpa, la Trucha y la Perca
son las presas más comunes. Pero en migración estas varían mucho, en
especial cuando los pájaros frecuentan estuarios y rías donde las capturas
sobre el múgil son las más comunes. Aunque se alimentan fundamentalmente de
pescado vivo también se han visto recoger múgiles y lubinas que
aparentemente flotaban moribundos entre dos aguas, adelantándose una vez a
la acción de un milano negro. Igualmente se señalan otras presas como
pequeños pájaros, limícolos sobre todo, pequeños patos y ranas. Pero estas
capturas deben ser esporádicas y solamente efectuadas con ocasión de escasez
de pescado en su territorio y mucha hambre de los pollos o de la hembra en
el nido. La voz del Aguila
Pescadora es muy variada pero con frecuencia emite un sonido sibilante que
puede expresarse como ¡¡chiuk... chiuk... chiuk!!» o «¡¡chip... chip ...
chip!!». Cuando el macho está alarmado, generalmente en las proximidades del
nido, se le oye en tono muy alto un
«¡¡kiip...kiip...kiip...kiuiik...kiuiik.. ! !» Las águilas pescadoras
llegan a sus zonas de reproducción en el mes de abril, pero más a nenudo a
primeros de mayo, especialmente en el Norte de Europa. En Iberia ya se ven
en marzo muchas por las costas mediterráneas, pero es difícil separar las
que van camino de sus zonas del Norte de las invernantes y de las que van a
quedar para criar en Iberia. En este mes en el Mediterráneo español parecen
ya estar todas las parejas establecidas en los nidos. Casi siempre la pareja
de un año, si sobrevive, vuelve al mismo nido donde se reprodujo el año
anterior. Basta, sin embargo, con que sobreviva uno solo de los adultos.
Generalmente estas águilas ocupan idéntico lugar durante varios años
seguidos, pues si unas mueren otras las sustituyen en el mismo nido. De las
observaciones realizadas cerca de los nidos se deduce que los machos son los
primeros en llegar y a los pocos días arriban las hembras. Aquéllos
representan un cortejo espectacular, realizando vuelos acrobáticos sobre el
nido con ascensos a gran altura para luego lanzarse en picado con las alas
plegadas casi hasta el suelo y llevando la cola desplegada a modo de
paracaídas. También vuela la pareja junta realizando rápidas persecuciones
por entre los árboles o al borde de los acantilados. Nada más emparejarse
comienzan la reparación del nido, añadiendo a la estructura del mismo, que
siempre está muy estropeada por el viento y la lluvia invernales, grandes
palos que alcanzan tamaños exagerados para estos pájaros. Así, el macho coge
de los árboles o del suelo ramas secas que frecuentemente tienen una
longitud de metro y medio, aunque esto es realmente excepcional. El macho
aporta la mayor parte de los palos y ramas necesarios para el nido y la
hembra palos mucho más pequeños y sobre todo el musgo y las cortezas con las
que forra el interior. Casi siempre el águila que se ve atareada reparando
el nido es la hembra. El macho se limita al aporte del material. Se calcula
que al comienzo de la operación de reparación del nido los dos pájaros
pueden aportar en conjunto unos 60 palos al día. Durante la incubación sigue
la aportación de material, pero en una exigua cantidad que no pasa de 3 ó 4
pequeñas ramas secas. El Aguila Pescadora pone generalmente tres huevos,
pero en su primera cría a los tres años de edad, solamente dos. Unos doce
días después de la ocupacíón del nido, se efectúa la puesta del primer huevo
y el intervalo con que deja los otros varía entre uno y tres días. Los
huevos tienen forma ovalada con fondo blanco, muy marcados con manchas y
puntos de color achocolatado y medidas variables entre 50,4-69 por 40-50 mm.
Cuando la hembra comienza la incubación, el nido es muy grande, normalmente
debido a la acumulación año tras año de materiales sobre el primitivo. En
cualquier nido se pueden encontrar a demás de palos, algas, huesos, peces,
plásticos etc. La mayoría de los nidos
observados en Iberia estaban situados en la repisa de un acantilado. También
suelen ocupar ruinas de edificios, rocas, arbustos y árboles e incluso se ha
citado uno en el suelo. La mayor parte de la
incubación corre a cargo de la hembra, pero el macho colabora por cortos
períodos. Durante ellos suele la hembra aprovechar para comer las presas que
ha traído el macho, quien por cierto las abandona ya medio comidas,
empezándolas por la cabeza y dejando frecuentemente sólo restos de la cola
del pez para la hembra. A los 37 días nacen los pollos, pero mucho más
acertado es referirse a un período entre 35 y 38 días. Como la incubación
empezó con el primer huevo, sucede siempre que existe una gran diferencia en
el tamaño de los pollos después que todos han nacido. Al principio éstos tienen
el pulmón de color marrón y gris por encima y blanco cremoso por debajo, con
una raya parda sobre la espalda, desde la nuca hasta la cola. Aunque entre la mayoría
de las aves de presa los nacidos con retraso o son devorados por sus
hermanos mayores o mueren por falta de alimento, esto no sucede en las
águilas pescadoras, en las que normalmente todos suelen desarrollarse bien.
Hasta que los pollos tienen 35 días de edad, la hembra los cubre para
protegerlos de la lluvia o del viento. En esta época ya baten continuamente
sus alas. Es entonces cuando la hembra comienza a abandonar el nido por
períodos más largos. Mientras dura la cría el
macho aporta todas las presas, comiendo él antes de dejarlas en poder de la
hembra, que es quien ceba. Se calcula que una nidada con tres pollos de
Aguila Pescadora necesita el aporte de 400 a 600 peces, que el macho lleva
hasta el nido o sus cercanías. Los jóvenes pronto comen ellos solos
picoteando en los restos de pescado que abundan en el nido. A los 55 días
del nacimiento ya vuelan a los acantilados próximos o a los árboles cercanos
y pronto El Aguila Pescadora se
reproduce en Europa en los países escandinavos, costas del mar Báltico y
Rusia. Poblaciones menores están establecidas en el Mediterráneo occidental,
costas del sudeste español, Islas Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia y
Norte de Africa. En el Atlántico se menciona en el Sudoeste portugués y
también es habitual en las Islas Canarias. Según Osterlóf, la gran mayoría
de las águilas pescadoras europeas cría en Suecia, donde la especie está
protegida por la Según Osterlóf, está bien
comprobado que las águilas pescadoras no se reproducen en su tercer verano
pero vagan por Europa acercándose a los nidos de las que están criando, como
queriendo tomar posiciones para el siguiente año. Esto explicaría numerosas
observaciones en lugares no habituales para la reproducción de la especie. El paso primaveral es muy
poco observado en las costas del norte de Iberia y posiblemente transcurra
más al Este, quizá a través del Mediterráneo, donde no son raras en los
meses de marzo y abril. La gran mayoría de las águilas pescadoras europeas
inverna en Africa Tropical, como señalan numerosas capturas en el Senegal,
Sierra Leona, Ghana, Niger, etc. Bernis (1966) señala que la gran mayoría de
las recuperaciones a su paso por la Península Ibérica se refieren a águilas
en su primer viaje migratorio y que faltan las de uno y dos años de edad, lo
que sin duda sugiere que éstas permanecen en Africa todo el año y no
retornan a sus países natales hasta los tres años. También se comprobó que
la mayoría de las que siguen las costas son aves inmaduras, atravesando los
adultos el Mediterráneo en un solo vuelo. Aunque la ley protege
todas las aves de presa en España, debería establecerse un control riguroso
sobre algunas especies muy escasas. A comienzos de siglo el Aguila Pescadora
estaba totalmente extinguida en Escocia. La caza de adultos y los
coleccionistas de huevos realizaron todo el trabajo. En 1954 una pareja crió
dos aguilones en Speyside. Después de varias vicisitudes, otra pareja se
estableció en Loch Garten y desde 1959, 29 jóvenes han volado de ese nido.
De esta forma en 1973 se localizaron otros 12 nidos en Escocia y 29 jóvenes
águilas volaron sin novedad. Pero para conseguir estos resultados muchos
nidos están estrechamente vigilados por un guarda permanente y grupos de
voluntarios. A pesar de ello ha sido necesario establecer señales eléctricas
de alarma, que en algún caso fueron ingeniosamente burladas por los ladrones
de huevos. Los vigilantes no sólo guardan el nido, sino que estudian el
comportamiento de los pájaros y en los nidos hay instalados micrófonos que
registran los momentos más importantes de la reproducción, nacimiento de los
pollos, reacciones de los adultos ante águilas intrusas y entre ellos.
Además los nidos son un atractivo turístico y millares de personas los
observan desde puestos equipados con buenos telescopios. |