Ánade Friso

 

 

 

 

Mareca strepera 50 cm.

Modesto y poco abundante, el friso es el menos conocido de nuestros ánades. No se sabe mucho sobre sus exigencias y se ignora por qué la especie es tan poco dinámica. En general pasa desapercibido, dentro de los bandos más densos de otros patos, y hace falta observarlo de cerca para distinguir las estrías sinuosas que recorren el gris y el suave color pardo del plumaje del macho.

En su comportamiento, bien sea en las paradas o en sus manifestaciones vocales, difiere poco del Ánade Azulón, su pariente más robusto y de más vivos colores, aunque la llamada del macho es más baja y ronca.

El Ánade Friso busca aguas dulces, a ser posible con un seguro refugio en la vegetación palustre.

Parece que durante estos últimos años sus efectivos han aumentado ligeramente. Este aumento se advierte sobre todo en sus dos principales áreas de cría, las Marismas del Guadalquivir y la región lacustre manchega. En ambos lugares suele hacer el nido en vetas o islillas, protegido muchas veces por vegetación de cardos, gramíneas, etc., y revestido con abundante plumón oscuro que lo hace característico.

 

Identificación: Ambos sexos castaño grisáceo; manchas blancas en el dorso de las alas; el macho tiene manchas pardas en el pecho, la hembra es más apagada; en plumaje de eclipse (junio-agosto) el macho es más apagado, sin mancha parda en el pecho.

Nidificación: La hembra forra una depresión, en cobertura espesa cerca del agua, con hojas secas, carrizos y plumón; puesta, mayo, usualmente de 8 a 17 huevos amarillo-ocráceo; incubación, alrededor de 28 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido tras nacer, volando sobre las 7 semanas.

Alimentación: Hojas y raíces de juncos y otras plantas acuáticas; algunos pequeños caracoles y lombrices.

Hábitat: Aguas continentales.

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