Mosquitero Silbador Phylloscopus sibilatrix El Mosquitero Silbador,
Phylloscopus sibilatrix, se identifica por poseer una raya superciliar
amarilla muy nítida y ancha sobre los ojos y las partes superiores
verdoso oliva con las alas largas, pardas
A pesar de que el vuelo
de este pájaro es rápido y suele permanecer muy alto en los árboles, en
seguida se aprecian sus largas y apuntadas alas en las que la tercera
primaria sobresale claramente de las demás. Durante la reproducción
prefiere bosques viejos de robles y hayas, pero también dispersos grupos de
abedules; igualmente bosques de coníferas en zonas de montaña y en general
en campiña alta por encima de los 600 metros y con grupos de árboles
diseminados. Durante la emigración frecuenta marismas y carrizales. Probablemente es el más
arbóreo de los mosquiteros y resulta menos inquieto, dejando las alas con
frecuencia medio colgando, sobre todo al cantar que parecen sufrir un
temblor. No sacude la cola como el Mosquitero Común Phylloscopus
collybita o el Mosquitero Musical Phylloscopus trochilus. Muy
escondedizo, pasa fácilmente desapercibido a no ser cuando canta y aun así
no se le distingue bien a veces entre el griterío de otros pájaros en el
bosque. En persecución de insectos no es su vuelo tan acrobático como el de
otros mosquiteros y bate las alas de manera característica, de forma que se
aprecia bien su silueta. Su tamaño, grande ya para un mosquitero, no le
obliga a efectuar en primavera grandes recorridos fuera de un pequeño
territorio que muy a menudo son solamente dos o tres árboles. Su
voz es inconfundible si se escucha con claridad y de cerca. El canto
comienza con dos o tres notas entrecortadas seguidas de otras sibilantes y
cortas, repetidas con velocidad creciente y terminadas en una especie de
floreo característico. Tucker (1940), lo reproduce así: ¡¡stip, stip,
ti-ti-ti-ti-ti suiiiii!! Su duración es de casi 3 segundos y lo repite con
intervalos de cerca de 7 segundos. Canta posado inmóvil o en vuelo y también
lo hace mientras se mueve de un árbol a otro por entre las ramas. Canta
sobre todo a partir de mayo hasta la mitad de julio. Cuando se escucha
cantar con más intensidad es en los primeros días de junio en que
supuestamente la hembra está en plena incubación. Bannerman (1954)
interpreta la voz de este pájaro como un suave y agradable sonido repetido
¡¡pii-pii-pii!! seguido de otro como el que hace un llavero al ser agitado.
No es mala esta descripción y representa bastante bien la realidad al añadir
que también abre y deja colgar las alas como si tuviera escalofríos.
Además de capturar insectos al vuelo, principalmente dípteros, come otros
muchos que están posados en las hojas y las ramas. Igualmente todos los
estados de insectos desde huevos, pupas y larvas, obtenidos del dorso de las
hojas. Se dice que come en el otoño alguna baya, pero no frutas. Los
machos llegan antes que las hembras y cantan con mucha fuerza hasta que
aquéllas arriban una o dos semanas más tarde. Una vez atraída la hembra a un
territorio, el macho realiza una manifestación de celo que resulta bien
parecida a la de otros pequeños pájaros, volando en círulos y con lentitud
sobre los árboles de modo que parecen a veces libélulas y mariposas. Anida
en el suelo en un pequeño hueco y normalmente al abrigo de una mata de Rubus o
entre helechos. La hembra construye ella sola un nido esférico con hierba
seca, hojas muertas y ramitas cortas. Esta bola queda bien escondida o mejor
muy bien disimulada en el suelo contra un pequeño talud. En realidad es un
nido cubierto por encima con una cúpula y bien forrado interiormente con hierba
fina, pelos y nunca plumas. La puesta de huevos es alta, no inferior
normalmente a 6-7, ocasionalmente 8 y rara vez menos, 4 y 5. Son blancos
punteados con pardo rojizo y notándoseles ligeras manchitas grises.
Alguna vez, muy rara, simplemente blancos, sin marcas. Las primeras puestas
son encontradas a finales de mayo y más a menudo en junio. Jourdain para 100
huevos obtenidos en Gran Bretaña da un promedio de medidas de 16,11 x 12,62
mm. con un máximo de 17,7 x 13,1 mm. y un mínimo de 14,4 x 12,2 mm. La
incubación corre a cargo de la hembra que deja el nido para alimentarse
porque el macho, aunque está presente muy cerca, rara vez se aproxima al
nido. Los pollos nacen después de 12-13 días. Ambos adultos los alimentan
con insectos y aquéllos
al nacer están cubiertos con un plumón gris pálido, largo, pero ralo. El
interior de la boca es amarillo vivo y no hay puntos oscuros en la lengua. A
los 11-12 días dejan el nido y agrupados permanecen por lo menos 3-4 días
más antes de poder volar bastante bien. Normalmente crían una sola vez en la
temporada, pero se admite que rara vez pueden efectuar una segunda puesta,
aunque la primera no haya sido depredada. En este caso repiten puesta,
normalmente antes de 15 días, pero se alejan bastante de la zona primitiva
para construir otro nuevo nido. Walpole-Bond estimaba que este pájaro se
emparejaba de por vida. Aunque admitiendo las grandes dotes de observador de
este ornitólogo inglés, Bannerman cree que esto es realmente muy difícil de
probar, a no ser recurriendo al anillamiento que en la época de Walpole-Bond
era todavía muy escaso. El
Mosquitero Silbador se reproduce en gran parte de Europa desde Noruega
(local en el Sur), Suecia (tercio Sur y sobre todo la costa), sur de
Finlandia, Rusia y países Bálticos por el Norte, hasta Gran Bretaña al
Oeste, local en Iberia (Pirineos y Cordillera Cantabrica), Francia (excepto
en el Sur) y los demás países excepto en Grecia e Islandia. En muchos de
ellos ya se indica que es local, pero también puede considerarse así o
escaso en Bélgica, Holanda, Dinamarca e Italia. En la
Península Ibérica ha sido muy poco estudiado y las observaciones son escasas
en época de reproducción y numerosas en las migraciones, en especial en la
primavera, pero el paso otoñal se nota menos acusado y parece transcurrir
muy al Este. Existen pocos datos para los Pirineos, Huesca (Herrera, 1974) y
menos aún para la Cordillera Cantábrica. En esta época los machos cantan
mucho y son fácilmente observados en hayedos. A partir de la segunda semana
de junio canta menos o quizá con poca fuerza. Esto podría significar que
algunos estaban en paso primaveral y habrían abandonado la zona, pero puede
también ser explicado con la apreciación del ornitólogo inglés Howard de que
el canto de este pájaro disminuye de intensidad cuando llegan las hembras
que, lo hacen con retraso respecto a los machos. La
llegada a Iberia de los primeros sibilatrix se puede situar desde la
segunda semana de abril hasta los primeros días de mayo con un máximo en los
10 últimos días de abril. Observaciones anteriores son posibles y de hecho
hay capturas de este pájaro en muchos países de Europa en marzo. En Gran
Bretaña existe un registro de llegada muy temprano y que se considera como
un auténtico record un 16 de marzo. Para España Maluquer (1971) cita una
captura en el Delta del Ebro tan pronto como el 30 de marzo de 1956. En el
mismo lugar las observaciones son frecuentes en abril con un máximo en los
últimos días de este mes. Norman observó allí un paso notable los días 29 y
30 de abril. Bernis en abril de 1965, entre el día 11 y el 18 de aquel mes
capturó para aniIlamiento en el Delta 7 ejemplares. En Guipúzcoa la «caída»
de migrantes se produce invariablemente el 29 y el 30 de abril y en ella
llegan buen número de sibilatrix que como ya se dijo, se estacionan
por carrizales del río Bidasoa (Isla de Santiago y canales de Jaizubia). El
paso otoñal es muy escaso y transcurre muy al Este. Brosset no lo observó en
el Marruecos oriental y los que se ven por la zona mediterránea española son
ciertamente escasos. De esto parece deducirse que gran parte de los
mosquiteros silbadores europeos realizan de un solo vuelo la travesía hasta
el Africa Tropical (Moreau, 1972). En Túnez se nota su paso en septiembre y
octubre, pero no lo suficientemente numeroso como para considerar seriamente
que la enorme población europea se detiene en el norte de Africa. Los
primeros migrantes se observan en su zona de invernada ya el 20 de
septiembre (Bannerman), Guinea, Nigeria, Costa del Marfil, Ghana,
etc.,alcanzando el Sudán hacia el Este y el Congo al Sur, son los lugares
donde se ha podido hasta ahora registrar la presencia de sibilatrix
en el invierno. Allí ocupa bosques de perennifolias. En
Iberia se habían anillado hasta 1972 solamente 39 sibilatrix, pero
ésta es una exigua cantidad para que se produzcan recuperaciones
significativas. De los que se reproducen en Iberia no se conoce la zona
africana de invernada. |