Morito Común

Plegadis falcinellus

El Morito Plegadis falcinellus es un pájaro inconfundible por poseer cuando es visto de lejos, un plumaje uniformemente negro, que, sin embargo, cuando se le observa de cerca se aprecian en él matices diferentes. Así, la cabeza tienen reflejos metálicos verdosos y morados, y el cuello, dorso de las alas y espalda, son de color castaño oscuro. Toda la espalda y plumas de las alas tienen una variedad extraordinaria de reflejos desde el verde al bronceado y violáceo. Las cobertoras alares son rojizas y las plumas primarias de las alas de color negro con brillo verdoso.

En primavera predomina el tono morado en todo el plumaje. El pico es fino, largo y curvado hacia abajo, recordando al de un Zarapito Real Numenius arquata y mide entre 115-142 mm. de longitud en los machos y 100-135 mm. en las hembras.

En plumaje invernal pierde el acusado brillo metálico y es entonces cuando el pájaro, que es marrón oscuro, parece negro, pero teniendo un rayado muy denso blanquecino, efecto producido por el borde blanco de las plumas. Su apariencia es similar a la del Zarapito Real, pero es más delgado y más airoso y las alas también más redondeadas, detalles que se aprecian mejor al volar.

Los moritos inmaduros tienen el plumaje de la cabeza y cuello rayado como en el invierno los adultos y carecen del color marrón de éstos. Los sexos son indiferenciables en el campo.

Al volar bate las alas más rápidamente que las garzas. Normalmente forma pequeños bandos y es muy gregario en sus costumbres. Cuando éstos son levantados dan la sensación al sobrevolar al observador que son totalmente negros y recuerdan a córvidos, incluso en un sonido gutural y croante que emiten rara vez, pues es un pájaro muy silencioso. De lejos puede haber dificultades en su identificación para el ornitólogo no experimentado. Su vuelo es más rápido que el de las garcillas y garcetas y planea muy a menudo en distancias considerables, aprovechándose de su vuelo general alto. Se posa a menudo en árboles, donde permanece como encogido.

El Morito es un pájaro de marismas, aguazales, lagunas y espacios verdes inundados y puede ser visto también en las playas. Se alimenta de insectos y sus larvas, ortópteros, en especial saltamontes; coleópteros, principalmente escarabajos acuáticos y un buen número de moluscos. Se cita como parte importante en su dieta las sanguijuelas. También anfibios como pequeñas ranas y renacuajos; en las rías y estuarios vadea las orillas, capturando pequeños crustáceos. Se mueve con lentitud, recogiendo la comida al introducir el largo y curvado pico en el fango o la arena.

Ya se ha dicho lo silencioso que es este pájaro, pero los sonidos guturales, casi como los de una corneja y que se podrían expresar como «¡¡gra-aaak!!» se pueden escuchar ocasionalmente. Otras notas se oyen en los nidos, pero son difíciles de expresar aquí y realmente más que la voz propia de un pájaro son simples gruñidos guturales.

El Morito se reproduce muy localmente en el noroeste de Africa, noroeste de Italia, Austria, Hungría y los Balcanes, alcanzando Asia a través del sur de Rusia. Las mayores colonias parecen estar en la costa rusa del Mar Negro.

En España, según información recibida de A. Rodrigues Sierra, en la actualidad, el Morito cría en las marismas del Parque Nacional de Doñana, y cada año lo hace en mayor número. también existen sospechas sin confirmar, que lo está haciendo en el Paraje Natural del Brazo del Este, en las marismas de la provincia de Sevilla. Estas dos zonas constituyen, además, una importante zona de invernada, donde no es extraño verlos en bandos de más de 400 ejemplares.

El carácter errático que los moritos muestran a lo largo del año, es también característica acusada en sus colonias de cría que cambian con frecuencia de lugar de emplazamiento. Los nidos suelen ser construidos en densos carrizales, utilizando para ello tallos secos de estas plantas. También en arbustos, y se dice que en algunas marismas, con árboles en sus orillas, prefieren éstos. En donde abunda, las colonias pueden alcanzar una cifra tan alta como 2000 parejas (Jourdain). Ambos adultos construyen el nido y la puesta de 3-4 huevos de color azul verdoso oscuro es comenzada en mayo y muy a menudo también en junio. Estos huevos son de forma ovoidal y desde luego mucho más oscuros que los de cualquier garza. Noventa y siete huevos medidos por Jourdain y Rey dan un promedio de 52,49 x 36,92 mm. con máximos de 57,8 x 38 mm. y 57,5 x 40,3 mm. y mínimos de 47 x 34 mm. y 50 x 33,5 mm. Los huevos son puestos en días consecutivos y ambos sexos incuban, pero la hembra con más asiduidad, sobre todo a partir del oscurecer y hasta el alba. A los 21 días ya nacen los pollos, que están cubiertos con un plumón negro con parches blancos en la cabeza y garganta. El pico es rosa con tres bandas negras en la base, en el medio y en el extremo. Ambos adultos alimentan a las crías por regurgitación y a los 15 días ya los jóvenes moritos se alejan del nido, volviendo a él únicamente a comer y dormir. Se dice que en las grandes colonias, los adultos alimentan pollos que no necesariamente son sus hijos, de manera que la ceba se efectúa de forma comunal, acudiendo todos los pollos de un sector a las proximidades de los que llegan con el alimento. Una sola cría al año es lo normal.

Muchos moritos invernan en los países del norte de Africa, pero Moreau (1972) estima que la mayor parte de los que se ven comunes durante el invierno en el norte de Nigeria, Tchad y el Sudán son virtualmente pertenecientes a la población paleártica. Uno anillado en el sur de Rusia, en la costa del mar de Azov, fue recuperado 75 días más tarde en Níger.

Es actualmente especie protegida y su caza y captura, así como la naturalización y conservación en vivo están prohibidas.