Mochuelo Europeo Athene noctua Las variaciones
individuales del plumaje son grandes y Vaurie (1965) estima que la mayoría
parecen ser de origen clinal en muchas partes de su hábitat europeo y
africano y no precisamente están aquellas relacionadas con el clima y el
biotopo. En algunas regiones los plumajes del Mochuelo Europeo presentan una
coloración constante, pero en otras, aun de reducida extensión, existe
considerable variación. Paralela a esta diversidad en la coloración se
observa una muy ligera en el tamaño. Vaurie opina que, sin embargo, no hay
variación clinal en la población que habita el occidente europeo, desde
Holanda hasta el sur de España, aunque el clima es notablemente menos húmedo
y más soleado en el sur de Iberia. Por supuesto, el mismo naturalista
precisa que los mochuelos holandeses y españoles pertenecen a una misma raza
Athene noctua vidalii que se extiende también por Bélgica y
Francia, confundiéndose gradualmente en la frontera alemana con la
denominada Athene noctua noctua.
La primera es muy oscura en sus partes superiores y muy densamente rayada de
marrón oscuro por debajo, y sobre este color son muy notorios los puntos y
rayas blancas. Es la raza más oscura de todas y ocupa toda la Península
Ibérica, habiendo sido introducida en Inglaterra en 1874, donde no empezó a
criar regularmente hasta 1896, después de subsecuentes nuevas
introducciones. Ahora está allí ampliamente distribuida (D. W. Snow 1971).
La subespecie noctua noctua
se extiende por el resto de los países europeos, Alemania, Rusia central,
Dinamarca, Suiza, Italia, Hungría, varias islas mediterráneas, no en
Baleares, Rumania, Ucrania, etc. Es similar a
vidalii, pero más pálida, el color pardo de su plumaje es más
rojizo y los puntos blancos de encima y las oscuras rayas de la parte
inferior no ofrecen tanto contraste. También es una raza más pálida la que
habita el norte de Africa denominada
noctua glaux, más rojiza, densamente rayada por debajo de este
color y con la cola irregularmente franjeada de marrón. Para 30 machos de
ella da Vaurie una longitud alar de 149-166 mm y para la nuestra
vidalii, 154-161 mm en 30 machos. Bernis estima como no
improbable que mochuelos del Noroeste de Africa en vuelo errático alcancen
Iberia, lo que justifica estas notas casi exhaustivas sobre subespecies que
pueden ser vistas en la Península Ibérica. El hábitat del Mochuelo
Europeo es variado. Generalmente prefiere campo abierto con arbolado esparcido
aquí y allí, así como tierras cultivadas, parques, jardines, huertos de
frutales, bordes de bosques, dunas y acantilados costeros y más raramente en
pueblos y ciudades. En realidad puede ser observado en todos lados, excepto
en el interior de bosques y un hábitat muy frecuentado por los mochuelos lo
constituyen los viejos edificios, construcciones en ruinas y lugares
pedregosos. Para quienes habitan o
frecuentan la campiña no son desconocidas las voces de este pájaro. Su
significado ha producido siempre una gran controversia y la mayoría de las
personas las han asociado con la enfermedad y la muerte. A él se aplican las
mismas tétricas supersticiones que origina el Cárabo Común
Strix aluco. Aunque es más pequeño que él y la voz es diferente,
su costumbre de permanecer posado, mirándolo todo fijamente produce
confusión en las personas no muy duchas en la observación y el conocimiento
de las aves nocturnas. Cuando se posa en un poste o en cualquier lugar cerca
de un caserío, produce en los campesinos viva inquietud, en especial cuando
alguna persona de la casa está enferma. La voz más conocida y que emite
insistentemente tanto de noche como de día, sobre todo si está nublado, es
un maullido lastimero «¡¡kííu, kiiu !!». Con frecuencia el macho y la hembra
cantan estableciendo un dúo, notándose entonces claras
diferencias entre la voz de uno y otro sexo. En época de celo las llamadas
entre la pareja son continuas, especialmente al anochecer. A veces se
escuchan a gran distancia y se nota cómo van acercándose uno a otro,
distancia que se reduce en proporción inversa a la intensidad del canto.
Otros muchos sonidos se resisten a ser transcritos y ambos adultos los
emiten en diversas circunstancias de su emparejamiento. Witherby afirma que
la voz más común tiene muchas variaciones y modulaciones durante la época de
la reproducción y los intervalos entre la emisión de cada nota también son
muy variables. Este canto se escucha casi siempre cuando el mochuelo está
posado, pero también en vuelo, aunque esto es menos corriente. Cuando así
sucede en el crepúsculo, puedo decir que asusta al observador contemplar
este pequeño pájaro de alas redondeadas y casi blancas por debajo, volar
onduladamente. Al anochecer comienzan los mochuelos de toda una zona a
emitir su grito melancólico y profundo «¡¡tuuuuuuu... !!», repetido a
intervalos regulares y que parece salir de debajo de la tierra. El Mochuelo Europeo se posa
con actitud tiesa en ramas de árboles, setos, muros, postes, alambres del
teléfono, así como en rocas y también con frecuencia en el suelo, donde
suele permanecer largo rato como extasiado. Una acción suya muy
característica cuando está alarmado es un movimiento de agacharse y
bambolearse, que resulta bastante cómico. Normalmente se le ve solitario y
rara vez la pareja junta a no ser en plena época de reproducción, y aun así,
una vez comenzada la cría, ambos se separan de forma que nunca vemos más que
uno solo, aunque no sabemos si es el macho o la hembra. Cuando nos acercamos
al nido emiten su grito de alarma y se excitan mucho. Para cazar, el Mochuelo
Europeo tiene un vuelo directo y muy rápido, lanzándose al suelo y capturando
la presa que suele llevar a agujeros de árboles donde la come y abandona el
resto. La mayor actividad la despliega al crepúsculo y si se le puede
observar, no hay duda de que sus actitudes son en extremo grotescas. Lo
mismo sucede cuando un observador se le acerca. Si se le intenta fotografiar
se estira y dobla la cabeza hacia los lados y abajo mirando con curiosidad
antes de volar a otro posadero. Se alimenta de escarabajos y otros insectos
que, en general, parecen constituir la mayor parte de su dieta. En la
primavera y en los comienzos del verano atacan a los pájaros jóvenes en sus
primeros vuelos. Las ranas y pequeños reptiles, musarañas y topillos son
también sus presas habituales. En algunos países europeos se estimaba antes
que el mochuelo destruía una gran cantidad de pollos de gallina doméstica.
Las comprobaciones efectuadas en Gran Bretaña sobre 2.460 egagrópilas
determinaron sin lugar a dudas, que no había fundamento alguno para
considerar al pájaro como un destructor de la caza y pollos domésticos. Sí
en cambio captura muchos gorriones y rara vez pájaros del tamaño de un Mirlo
Común Turdus merula. Como se trata de una especie muy territorial que
ocupa casi siempre una zona de pequeña extensión, escoge normalmente la
proximidad de una tierra cultivada, o una pedriza donde pueda capturar
fácilmente presas como lombrices de tierra y lagartijas. En los nidos
que estudiamos en el norte de España, gran parte de los restos allí
encontrados pertenecían a pequeños pájaros. Bernis (1973) encontró en
un hueco de árbol de donde había salido un Mochuelo Europeo, varios cráneos
de, posiblemente Gorrión Común. También menciona cómo en la provincia de Sevilla está
comprobado que acuden a los cañaverales donde duermen masivamente los
estorninos. Además, insiste en la frecuencia con que este pájaro es hoy
víctima del tráfico de carretera, sobre todo en el verano. En su apreciación
acude a las carreteras como lugar propicio para capturar insectos y otros
invertebrados. Por otro lado, Valverde encuentra que en Valladolid el
alimento fundamental del mochuelo son ciempiés. En Almería el mismo
naturalista determinó de una serie de 574 presas, que 264 corresponden a
tijeretas y 264 a Coleópteros. Las egagrópilas miden normalmente entre 30-40
mm de longitud por 13 mm de ancho y son de color negruzco las que contienen
sólo restos quitinosos de insectos y grises los formados por residuos de
roedores. Por lo
que hasta ahora se sabe, el MochuelEuropeo es en gran parte sedentario y
permanece todo el año en una zona no muy extensa. En determinadas regiones
peninsulares su densidad es muy grande, y como consecuencia de ello las
parejas están muy cerca unas de otras, detalle que es fácilmente apreciado
en las primeras horas de la noche, cuando estos pájaros emiten un grito
melancólico « ¡tuuuu... !», contestándose unos a otros los de todo un valle. Como es natural en una
especie de costumbres nocturnas, se sabe poco respecto al celo y a las
actitudes que toman los pájaros antes de la reproducción. Ya se ha
mencionado el canto de atracción cuando el macho llama y la hembra responde
sin moverse del posadero. Entonces el macho se va acercando paulatinamente
hasta que un observador, o mejor un oyente, nota que los pájaros están
próximos si sus agritos se hacen más agudos y se repiten a intervalos mucho
más cortos. Bannerman (1955) también estima que hay mucho que aprender sobre
la historia de la vida de esta especie. A pesar de que una parte no
despreciable de su actividad se desarrolla con frecuencia a plena luz del
día, esto no es suficiente para conocer con exactitud sus costumbres.
Hosking y Newberry (1945), tuvieron la fortuna de ser testigos de una corta
parada nupcial entre dos mochuelos y describen así su experiencia: «Una
tarde de la mitad de mayo, aproximadamente una hora antes de la puesta del
sol, oímos a un Mochuelo Común comenzar a llamar desde el tejado de un
cobertizo en ruinas. La nota era «¡¡ku-uik!!» repetida varias veces.
Escuchando atentamente oímos casi a la vez una llamada de respuesta desde un
cercano Fresno. Esta era más alta, más estridente y repetida más
rápidamente. Durante algún tiempo los pájaros se llamaron mutuamente,
algunas veces en tono muy alto de forma excitada y otras muy suavemente; en
ocasiones el mochuelo que estaba en el tejado chasqueaba el pico, que
resonaba mucho. Repentinamente el que ocupaba el Fresno dejó su posadero y
voló alrededor del tejado del cobertizo llamando rápidamente «¡¡píu, píu,
píu !!». Entonces descubrimos que se trataba del macho. Este se posó en el
tejado a menos de un metro de la hembra y los dos se comprometieron en la
representación de un dueto sonoro de llamadas, excitándose la hembra más y
más según el macho se iba aproximando...» El comienzo de la
reproducción varía sensiblemente, pero puede establecerse como norma general
que la mayoría de los mochuelos ibéricos han empezado la nidificación en la
primera quincena de mayo. Puestas en los últimos días de abril no son raras,
pero sí excepcionales las encontradas en marzo. No construyen propiamente un
nido, sino que aprovechan el material suelto que existe en el interior de un
árbol hueco, bien por estar así naturalmente o como consecuencia del trabajo
realizado por un Pájaro carpintero, muy a menudo el Pito real. En el
interior de estos agujeros suele haber serrín o virutas de la madera y sobre
ellas se hace la puesta. También es frecuente encontrar nidos en agujeros de
muros viejos semiderruidos o en huecos de edificios e incluso pequeñas
oquedades en canteras abandonadas. La puesta consiste normalmente de 2 a 6
huevos. Tres y cuatro son puestas normales. Las superiores a 6 no está claro
que pertenezcan a una sola hembra. Witherby cita un caso de una de 8 huevos.
La incubación es efectuada casi totalmente por la hembra, aunque parece que
el macho también colabora en una pequeña medida, como ha sido comprobado por
el anillamiento. Mientras la hembra permanece sobre los huevos, su pareja
está posada muy cerca del árbol o en una rama del mismo. Como los pitos
reales sienten una gran preferencia por los cerezos, los agujeros en ellos
son muy a menudo usados por el mochuelo. Los huevos son de color blanco y
muy esféricos, algo elípticos, carecen de brillo y tienen la cáscara rugosa.
Jourdain para 100 huevos obtenidos en Inglaterra da un promedio de 35,6 x 29,5 mm. La incubación dura 28-29 días, al cabo de
los cuales nacen los pollos, que están totalmente cubiertos de un plumón
blanco muy denso. Ambos adultos toman parte en la alimentación, en especial
el macho, que igual que lo hizo durante el período de incubación, llevando
al nido muchas presas para alimentar a la hembra, continúa ahora con gran
intensidad llenándolo con frecuencia de pequeños pájaros, que a veces no son
consumidos completamente. De hecho, en muchos nidos de Mochuelo Común se
suelen encontrar gran cantidad de plumas. A los 26-28 días ya salen los pollos del nido.
Ocasionalmente lo hacen antes, pero todavía no vuelan y pasan muchos días
posados en el ramaje del árbol, refugiándose en el interior del agujero
cuando se aproxima algún intruso. Si el árbol es hueco se esconden muy bien
en todos los rincones y cuesta trabajo poder extraerlos del interior,
agarrándose muy fuertemente con la uñas. Cuando ya se separan de los padres
tienen el plumaje parecido a ellos, pero es en general marrón más claro y no
ofrecen el contraste de marrón y blanco tan marcado. Durante los dos
primeros meses, se posan con frecuencia al descubierto y se muestran muy
mansos, siendo entonces cuando permiten una mayor aproximación de las
personas. El
Mochuelo Europeo ha experimentado en algunas zonas de la Península Ibérica un
notable descenso en su densidad. Concretamente en el Norte, de ser un pájaro
muy abundante ha pasado a estar muy diseminado por toda la campiña. Se nota,
además, que la densidad es muy variable de un año a otro. Probablemente la
causa de este descenso no sea imputable a situaciones naturales. La
costumbre que tiene de acercarse a las viviendas humanas le puede ser fatal.
La proliferación de raticidas e insecticidas en el campo, en estimación de
muchos, contribuye a su destrucción. La falta de lugares idóneos donde
anidar también puede ser causa determinante en el descenso de las
poblaciones. La
especie es sedentaria en Iberia, aunque los pájaros jóvenes pudieran
dispersarse en un corto radio en el primer otoño de su vida. No hay
anillamientos en cantidad que hayan producido recuperaciones para sustentar
esta suposición. Sin embargo, entre los mochuelos de otros países europeos
se producen desplazamientos de cierta envergadura en alguna parte de su
población, calificados de erratismo ocasional. Alguno de estos mochuelos
podría alcanzar la Península Ibérica, y de hecho existe alguna captura
cercana en el sudoeste de Francia de uno anillado al paso por Suiza. Pero la
más extraordinaria recuperación de un mochuelo anillado en Europa
corresponde al que lo había sido cerca de Frankfurt del Main, en Alemania, y
que fue capturado en Mallorca. Precisamente en las islas Baleares está
considerada la especie como de aparición ocasional. |