Milano Real Milvus milvus El Milano Real Milvus
milvus es una de las aves de presa que cuando se la ve en vuelo resulta
más fácil de identificar. Su ahorquillada cola, profundamente escotada, y
las manchas blancas muy
Los adultos tienen la
cabeza blanca rayada finamente de negro. Todas las partes superiores son de
color marrón rojizo, teniendo las plumas bordes más pálidos y el centro muy
oscuro. Las alas son del mismo color y las primarias tienen las puntas
negras. Las plumas de la cola son de color rojo acastañado vivo. La garganta
es blanca y el resto de las partes bajas del cuerpo también de color castaño
y muy rayadas en el pecho. La base del negro pico es amarilla, así como
también la cera. Las patas y un círculo alrededor del ojo son amarillos y el
iris de color ámbar. Los inmaduros son
generalmente más pálidos que los adultos. El plumaje de la cabeza y el
cuello es más rojizo, no tan marcadamente rayado de negro. Por encima son de
color marrón rojizo, pero las plumas tienen las puntas blancas. Las partes
inferiores son pardas con rayas negras más estrechas que en el adulto. Los
ojos son marrones pasando progresivamente al amarillo. La cera del pico y
las patas son amarillentas. El Milano Real es un
pájaro fácilmente reconocible, pues a su color rojizo, muy fácil de apreciar
aun a distancia une la silueta característica que le dan las alas largas y
anguladas y la cola profundamente escotada, que es visible aunque el pájaro
la tenga bien desplegada. Solamente se le puede confundir con el Milano
Negro, pero su tamaño es mayor, el color del plumaje más rojizo y la cola,
como ya se ha señalado, es mucho más escotada. Cuando vuela lo hace casi
siempre en amplios círculos, lo mismo sobre la ladera de un monte que en una
llanura, resultando inconfundible su vuelo boyante, y la silueta ya
descrita. Bate las alas lenta y pausadamente y es incansable siguiendo una
línea y explorando atentamente el suelo, girando con frecuencia a poca
altura sobre un basurero o una carroña en la que se han concentrado para
comer un grupo de buitres, alimoches y cuervos. Muchas veces asciende a gran
altura con giros amplios aprovechando las corrientes termales. La voz del Milano Real se
parece en cierto modo a la del Busardo Ratonero y viene a ser como un
maullido agudo: ¡¡uííuu... uííuu ! !», emitido cuando vuela. Si está excitado, bien
por alarma o durante el celo, sus gritos son todavía más agudos «¡¡kíuu...
kí..kí..kí!!» o «¡¡rríííí...¡¡rri...¡¡rri !!». El vuelo del Milano Real
está bastante condicionado por el buen tiempo y cada vez es más escaso en
lugares lluviosos y con propensión a nieblas, siendo mucho más abundante en
parajes con cielos despejados aunque sean fríos. Durante la estación de
cría es un pájaro fundamentalmente de bosques, sobre todo los de especies
caducifolias, pero también habita bosques de coníferas. Sin embargo,
requiere espacios abiertos muy grandes en los que caza sus presas y, aunque
no es pájaro que se asocie fácilmente con el hombre o frecuente lugares
habitados por éste, se beneficia ahora de sus actividades. Su costumbre de
comer restos y carroñas de animales le viene ya de muy antiguo y cuando era
verdaderamente abundante entraba en los pueblos y ciudades buscando
desperdicios. Caza y vuela sobre los bosques boyantemente, moviendo la larga
cola a un lado y otro, siendo ésta como un poderoso timón. La mayor parte de
sus capturas las efectúa en campo abierto, volando bajo sobre el suelo y
también, más frecuentemente, pasando rasante sobre elevaciones del terreno.
Aunque es fundamentalmente un cazador de campiña abierta se posa mucho en
árboles, donde permanece por períodos muy prolongados con el plumaje inflado
y como adormilado. Algunas veces se le ve completamente quieto con alas
inmóviles en el aire, observando una presa bajo él, y es capaz de capturar
pájaros tan grandes que siempre están alerta como la Paloma Torcaz y el
Arrendajo. Se le ha perseguido mucho por su costumbre de coger pollos en los
gallineros. En sus zonas de reproducción las parejas están bastante
distanciadas, pero en migración y en los cuarteles de invierno es gregario,
formando pequeños bandos. Muy frecuentemente se ven pequeños grupos de 3-5,
probablemente familias enteras yendo hacia el Sur. Muchas parejas de Milano
Real son sedentarias y pasan casi todo el año en su zona de cría. En este
territorio el pájaro es muy querencioso a determinados lugares no muy
lejanos del propio nido, en los que coinciden posaderos habituales y lugares
fijos de caza y comida. La mayor parte de las parejas tienen en su
territorio varios nidos en potencia que suelen estar separados entre sí de 2
a 5 km. El bosque conteniendo el nido no está necesariamente en el mismo
centro del territorio de una pareja, sino más bien en el borde más próximo a
la zona que el milano utiliza para cazar y alimentarse. El territorio que
ocupa una pareja, aunque bastante bien definido, no tiene límites que puedan
considerarse como muy exactos y en general varían de un año a otro. Parece
claro que muchos milanos cazan dentro de un radio de 2-3 km. del nido,
mientras otros han sido observados a tanta distancia como 15 km. Este
territorio no está formado por partes proporcionales de bosque y terreno
abierto, sino que el conjunto de todo el territorio debe estar condicionado
por la cantidad de los recursos potenciales de alimentación. No existe duda,
además, de que el milano es extraordinariamente sensible a los cambios que
de un año a otro pueden producirse en su habitat. Una tala de un bosque
puede hacer desaparecer a la vez un lugar de nidificación, de caza o incluso
un dormidero, pero esto no es frecuente y posiblemente ocasione sólo la
destrucción de una zona de nidos. La alimentación de esta
especie es extraordinariamente variada. Pequeños mamíferos hasta el tamaño
de ratas, comadrejas, erizos y gazapos, pájaros de todos los tamaños hasta
el de Urraca y Paloma Torcaz, ranas, culebras, sapos, lagartos, peces,
carroña e insectos son encontrados en los nidos. Si puede, captura pollos y
también gallinas. En el otoño e invierno frecuenta los basureros de las
afueras de las poblaciones y come desperdicios de todas clases. En el
régimen invernal, el Grillo Cebollero Gryllotalpa parece ser pieza
fundamental en la alimentación. Se estima que algo más del 50 por 100 de la
dieta está constituida por invertebrados. Los jóvenes normalmente
no sienten atracción por la carroña en sus primeros meses de vida, pero en
cuanto han crecido bien, siguen a los adultos en estas correrías por los
vertederos. La mayor parte de las presas son capturadas en el suelo, pero
también atrapan al vuelo grandes insectos y pequeños pájaros. El método más
familiar a los observadores de la naturaleza utilizado por los milanos para
cazar en todas las estaciones del año, incluye el planeo y el vuelo circular
alrededor de una zona abierta y con escasa vegetación a veces a considerable
altura escudriñando el terreno y buscando la presa sobre un área muy amplia.
La localización de la carroña, es seguida de un vuelo circular perdiendo
progresivamente altura, posándose en el suelo o en una rama a prudente
distancia de la comida. En contraste, la localización de una presa viva
suele ser seguida de un lanzamiento en picado llevando al aterrizar las
patas por delante para atenazarla. Pero el milano (Davis 1973) parece ser
menos eficiente que algunas otras aves de presa en esta técnica y las
observaciones demuestran que con frecuencia falla en la caza. Si el animal,
posible presa, vuela o corre al verse atacado, el milano lo persigue, pero
casi siempre con poco éxito, después de haber fallado en el primer ataque.
En realidad las mayores posibilidades están de su parte cuando sorprende a
las presas. También se observaron casos de piratería en esta especie. Así,
cuando los cuervos comen sobre el cuerpo o los restos de cualquier animal,
el milano persigue a uno de ellos y le obliga a dejar caer la presa, lo que
ha arrancado de la carroña. El Milano Real tiene una proverbial torpeza para
andar por el suelo, posiblemente porque la larga cola le estorbe, pero más
seguro es que sus cortas patas no le permiten andar fácilmente y por ello
camina a saltos. Sin embargo, para él es mucho menos necesario el andar por
el suelo que al Busardo Ratonero, pues como tiene mucho menos peso que éste
en proporción al área de las alas puede volar con más lentitud a ras del
suelo y observar a este muy bien. Las presas son conducidas, fuera de la
época de la cría, hasta la rama de un árbol o de un tronco caído en el
suelo, pero rara vez come en el mismo lugar de la captura. También es
frecuente verlo comer pequeños ratones en pleno vuelo, sujetándolos con los
talones y dándoles fuertes picotazos para desgarrarlos. Cuando varias parejas
crían muy próximas, el hábito de alimentación cambia, no teniendo entonces
un territorio para la caza exclusivo de una sola pareja. Varias parejas
pueden comer a la vez en un basurero o cazar en un claro de bosque. Durante tiempos fríos con
lluvias, niebla, nieve o vientos fuertes, el milano interrumpe su habitual
alimentación y entonces se ve impelido a subsistir de sus reservas de grasa. En una gran zona, donde
los milanos reales son residentes habituales se pueden distinguir entre
ellos tres clases (Davis 11973): parejas con nidos, milanos no reproductores
(que incluyen inmaduros y adultos) y juveniles recién emplumados. El emparejamiento de esta
especie se produce sensiblemente como en otras especies de aves de presa.
Aparentemente las parejas se mantienen fieles por muchos años si sobrevien,
como lo demuestra el hecho de que cada una tenga su propia y característica
rutina durante la reproducción. Los cambios que se observan de un año a otro
en esta rutina diaria pueden hacer pensar sin temor a equivocación, que son
debidos a la muerte de uno de ellos en el invierno y al posterior
emparejamiento del superviviente con otro milano cuyas costumbres pueden ser
normalmente diferentes a las del que murió. El mismo territorio del nido se
usa año tras año y puede alcanzar diez kilómetros de diámetro, pero si
concurren en la zona varias parejas, su extensión se reduce
considerablemente. No es extraño encontrar nidos de Milano Real próximos a
otro de Busardo Ratonero Buteo buteo o incluso de Milano Negro
Milvus migrans. Los machos que van a
criar por primera vez son los primeros en llegar a un territorio,
estableciéndose allí y reclamando continuamente a todos los que pasan de su
especie sobre la zona. Los machos que acuden a las llamadas son expulsados
violentamente, pero naturalmente las hembras son bienvenidas. El cortejo de
los milanos es rara vez observado a no ser con muy buen tiempo y cielo
despejado, volando entonces estos pájaros a considerable altura y
descendiendo sobre el nido a gran velocidad y acompañando estos vuelos con
gritos y chillidos. Se cita un caso curioso en esta especie volando ambos
pájaros a gran velocidad al encuentro uno de otro y cuando parece que van a
chocar se cogen de las patas en pleno vuelo. Los nidos están situados
normalmente en árboles a una altura entre 6 y 30 metros. Casi siempre
parecen usar nidos o restos de nidos de otras especies que ellos
reconstruyen, pero si esto no es posible, comienza la pareja la construcción
de su propio nido. Esta suele iniciarse en el mes de marzo, muy a menudo en
las dos últimas semanas. El mal tiempo retrasa hasta abril el transporte del
material, pero lo contrario sucede con el buen tiempo, que adelanta la
construcción. Los nidos están a una altura que no suele superar los 12 ó 15
metros y varían mucho de tamaño. Los de nueva construcción pueden no ser
mayores que los de una Corneja, mientras que los edificados sobre otros
antiguos de Cuervo o Busardo Ratonero o los usados año tras año por los
milanos, pueden alcanzar un considerable volumen. Son a menudo muy visibles
hasta los últimos días de abril en que los árboles se van cubriendo de
hojas. La construcción la efectúan con ramas secas de pequeña longitud que
no suelen pasar de 30 a 50 cm. y que son recogidas por los pájaros de
árboles o del mismo suelo. El interior está generalmente forrado con hierba
seca y dos o tres días antes de la puesta del primer huevo añaden lana de
oveja. Ocasionalmente se ven en los nidos de esta especie trozos de
plástico, trapos de colores y papeles. El Milano Real no decora su nido con
ramas y hojas verdes como hacen otras aves de presa. Los nidos al principio
tienen un poco de copa, pero pronto queda ésta aplastada y el nido es
entonces una simple plataforma de ramas y desperdicios. La mayoría de ellos
son construidos sobre robles y muy pocos sobre pinos en la zona Norte de la
Península. Si estos últimos forman bosque los nidos de Milano Real son muy
escasos. Las especies arbóreas más a menudo usadas por el Milano Real son el
Roble, el Haya y el Abedul. Se cree que la elección de estas especies, con
preferencia a las coníferas, está motivada porque aquéllas ofrecen un mejor
y más seguro soporte para el nido. Se ha demostrado que la
elección de un sitio para anidar está influenciado por el éxito obtenido en
ese mismo nido el año anterior. Existe una fuerte tendencia a usar nidos que
tuvieron éxito, mientras son rechazados los que sufrieron fallos en la
nidificación, cualquiera que hubiera sido la causa. La mayor parte del
material para la construcción es recogida por los milanos en una pequeña
zona que no está alejada más de 100 metros del nido. Casi todo el trabajo se
realiza por la mañana bien temprano y al final de la tarde. Los pájaros
continúan aportando material durante la incubación y la cría. La puesta oscila entre
uno, muy rara vez, y 4 huevos. Más comúnmente son tres los que ponen en el
nido con un intervalo de 3 días. Su color es blanco brillante, están
manchados generalmente con puntos rojizos o violáceos y tienen unas
dimensiones de 51,5-64 X 40,2-49 mm. En los primeros días de marzo ya se
pueden encontrar huevos en los nidos, pero más a menudo a finales del mismo
mes y sobre todo en abril. Las puestas tempranas, sin embargo, no son raras
en el Sur de la Península Ibérica. La incubación comienza con el primer
huevo y es efectuada casi totalmente por la hembra. Algunos ornitólogos
advierten que si el macho visita el nido cuando la hembra se ha alejado,
suele entonces sentarse él a incubar por períodos que no sobrepasan
generalmente los 30 minutos. La incubación dura de 31 a 32 días para cada
huevo, por lo que la duración total desde la puesta del primer huevo hasta
el nacimiento de pollo del tercer huevo, puede ser de 38 días. Cuando el
macho no caza suele tener como posadero la rama de un árbol próximo al nido,
desde donde vigila la llegada de cualquier intruso, que muy a menudo son
cornejas, a las que ataca y hace alejarse. Como entre el nacimiento de los
pollos puede haber hasta 6 días de diferencia, su tamaño es a veces muy
dispar. Sin embargo, los pequeños milanos no luchan entre ellos y se
desarrollan bastante bien. Hasta los 14 días conservan el plumón del
nacimiento, que tiene color crema en la cabeza y en el dorso es marrón
claro, siendo por debajo blanco cremoso. A los 28 días ya están bastante
emplumados por el cuerpo. En los últimos días los pollos comen ya
directamente de las presas que llevan los adultos. Sin embargo, la hembra
continúa cebándolos igual que hace los primeros días de vida con las presas
que el macho aporta y que suele colocar algunas veces no dentro del nido,
sino en una rama próxima. El primer vuelo de los jóvenes no tiene lugar
antes de los 45-46 días y generalmente dejan el lugar a los 48-50 días. No se conoce muy bien la
duración del período de cría de los jóvenes milanos. El intervalo de tiempo
existente desde la salida del huevo y el primer vuelo de cualquier pájaro
joven varía considerablemente (Davis 1973), dependiendo probablemente de la
eficiencia de los padres en encontrar comida abundante y adecuada para cebar
sus crías. Cuando los pollos que se crían son dos, la diferencia entre ellos
no suele ser apreciable, pero casi siempre el más joven permanece hasta 10
días más en el nido que el otro. Cuando son tres los pequeños pájaros
criados, el último suele permanecer alrededor de quince días más, si no
precisamente en el nido sí en las proximidades, volviendo a él para que allí
lo ceben los adultos. Muchos llegan a tener 60 días de edad o más antes de
poder volar y cazar independientemente. Los fallos en la
reproducción de esta especie se producen a menudo por causas que son comunes
con otras aves de presa. Es frecuente encontrar milanos adultos muertos o
malheridos al chocar con los cables de la conducción eléctrica. También el
mal tiempo con lluvias continuas puede estropear la incubación al mojar el
nido con el consiguiente enfriamiento de los huevos. La esterilidad, bien
producida por pájaros que aún no han alcanzado la madurez sexual o ahora más
a menudo por lo que parece ser una creciente contaminación por insecticidas,
que son usados masivamente en los campos y bosques también cuenta. La
depredación humana ha descendido mucho con las medidas protectoras en vigor,
pero la destrucción por córvidos de huevos y pequeños pollos es cada vez
mayor, debido a la gran explosión demográfica que aquéllos están
experimentando en toda la Península Ibérica. El Milano Real tiene un
limitado campo de reproducción en Europa. Esta especie que vive en el
Paleártico Occidental se extiende desde las Islas Británicas, donde
solamente un contado número de parejas viven sedentarias en Gales, por
Francia, Iberia en el Sur y hasta el sur de Suecia y países bálticos por el
Norte. También ocupa las islas del Mediterráneo, Italia, los Balcanes y el
sudoeste de Rusia. En Iberia el Milano Real
está muy desigualmente distribuido, siendo en general mucho más numeroso en
la meseta interior que en las zonas costeras. En gran parte de la periferia
y en los bosques de la Cordillera Cantábrica es ahora un pájaro escaso.
Durante el otoño e invierno parte de la población parece desplazarse más al
Sur y, desde luego, el número de invernantes europeos es muy grande. Los
aniIlamientos efectuados en diversos países de Europa han demostrado cuántos
de estos milanos europeos pasan el invierno en tierras peninsulares. Según
Bernis (1973) la población de Milano Real invernante en Iberia de
procedencia europea, puede ser del orden de 7.000 a 10.000 aves. La mayoría
de ellos comienzan a llegar en los meses de octubre y noviembre y regresan
en febrero y marzo. Recuperaciones de milanos suecos, alemanes, daneses y
suizos son obtenidas en prácticamente casi todas las provincias de la España
interior, Meseta castellana, La Mancha y parte de Andalucía, eludiendo estos
milanos las costas de Iberia, donde sólo esporádicamente son vistos en el
invierno. |