Flamenco Común Phoenicopterus roseus
La reproducción
en la Península Ibérica del Flamenco Común Phoenicopterus roseus
es un hecho sorprendente que pone de manifiesto una vez más la
extraordinaria variedad de la avifauna de la
El plumaje primaveral de los adultos es básicamente blanco teñido ligeramente de rosa vivo, en especial en la cola y obispillo o rabadilla. Las plumas primarias y secundarias de las alas son negras y el resto es rosa briIlante oscuro casi bermellón. Cuando vuelan se notan bien las axilares del mismo color. La piel desnuda de la garganta es rosa, el pico en sus dos terceras partes es también rosa y el tercio terminal negro. Las larguísimas patas cuyos tarsos solos miden de 24 a 34,5 cm., son de color rosado y los ojos amarillos. No es necesario extenderse mucho en la descripción de este pájaro, puesto que su apariencia y silueta difícilmente pueden ocasionar confusión, a no ser con su afín africano el Flamenco Enano Phoenicopterus minor, cuya observación en la Península Ibérica es rara. Sin embargo, hay que tener en cuenta que dentro de la especie Phoenicopterus roseus existen variaciones muy considerables en el tamaño. Los flamencos inmaduros se diferencian bien de los adultos por carecer del tinte rosado de aquéllos y ser en conjunto pardo grisáceos, pues las plumas blancas están rayadas de ese color. También carecen del color bermellón de las alas y las patas son grises. Las hembras se diferencian por tener menor tamaño. El vuelo de los flamencos es muy característico, pues con las patas y el largo cuello bien extendido producen una sensación extraña. Como es ave gregaria; normalmente forma extensos bandos que pueden llegar a ser de millares de individuos y que al volar, en la práctica cubren el horizonte completamenté. Rara vez son vistos flamencos solitarios, y pájaros extraviados o enfermos pueden permanecer en lugares apartados durante bastante tiempo. Su vuelo es rápido, aunque las alas no son batidas muy profundamente pero sí más aprisa que las de las garzas. Es reacio a volar y cuando un intruso se aproxima se alejan andando y a menos que se vean seriamente amenazados o que la aproximación del observador sea a muy corta distancia, no levantan el vuelo y cuando lo hacen echan por el suelo una corta carrera, batiendo las alas antes de elevarse. Al principio se produce una gran confusión en el bando, pero pronto se rehacen y forman líneas o figuras en V, si el desplazamiento que van a efectuar es grande o en vuelo de migración. Se posan siempre en el suelo en aguas someras, orillas de lagunas, playas, estuarios, charcas y marismas. Nunca lo hacen en árboles. Cuando descansan recogen el cuello enroscándolo y ocultando la cabeza bajo las plumas de los hombros. Al comer caminan parsimoniosamente y bajan el cuello introduciendo el pico en el agua, y si ésta es más profunda, calan completamente la cabeza, colocando el pico en dirección opuesta a la marcha y sorbiendo por sus bordes llenos de laminillas muchos microorganismos que viven en las orillas de charcas y lagunas. El pico de los flamencos posee una extraña forma y lleva en la mandíbula superior unos como dientes cuyo extremo está doblado hacia adentro, encajando perfectamente en las laminillas que tiene la mandíbula inferior. La materias nutritivas quedan retenidas en estas láminas y con la ayuda de una lengua extremadamente sensible expulsa el agua y la arena. De aquí que el Flamenco busca con preferencia lagunas saladas y lugares fangosos donde la materia orgánica es abundante. La voz de los flamencos recuerda a la de los gansos y resulta muy sonora por la gran cantidad de ellos que forman los bandos. Estos gritos o graznidos roncos podrían expresarse como «¡¡urrrok... urrrok... kraaj!!» Tucker considera que su parecido con la voz de los gansos es muy grande y distingue un sonido aquerellado antes de que los bandos inicien el vuelo. Una vez en él, se escucha como un «¡¡káuac!!» y un resonante «¡¡aajonk, aajonk!!». La alimentación de los flamencos está formada a base de materia vegetal, plantas y hierbas acuáticas y pequeños organismos vivos, peces diminutos, moluscos, crustáceos e insectos. Jourdain (1940) señala como dieta importante los moluscos, y entre ellos Cardium edule, Paludesirina sp., Mytilus, Tapes sp. etcétera. Al referirse sobre la reproducción del Flamenco Común es necesario tener en cuenta las enormes pérdidas que todos los años sufren las colonias de esta especie, de forma que en la práctica muchos de ellos mueren como embriones en los huevos o una vez salidos de los mismos y con frecuencia los nidos e incluso toda la colonia es abandonada por los adultos. Valverde (1963) estudió de forma casi exhaustiva las colonias de cría en Andalucía. La mayoría de los nidos estaban instalados en pequeños islotes de tierra de manera que su situación era casi inaccesible. Su forma es la típica de cono truncado invertido con un cuenco en la parte superior. El tamaño y la altura es variable y es difícil encontrar nidos iguales. Algunos pueden estar a ras del suelo, pero otros levantan su estructura a casi 50 cm. La altura normal es de unos 30 cm. Lo mismo sucede con el diámetro de los cuencos superiores. Según Valverde, en las colonias por él estudiadas los había pequeños con sólo 20-27 cm. de diámetro, medianos con 32-36 cm. y grandes de 38-40 cm. También era muy variable el cuenco interior que alcanzaba hasta 6 cm. de profundidad. El cortejo nupcial representado por los flamencos es realmente complicado y hace falta poseer muy buenas dotes de observación y quizá de imaginación para separar las diversas partes del ceremonial. M.P. Kahl (1975) señala varios puntos que se van a indicar aquí someramente sobre algunas actitudes de los flamencos, que pueden ser asimiladas al cortejo nupcial. Este es iniciado por los machos. Y siempre es en ellos más fuerte que en las hembras. Esta conducta ritual es contagiosa y una actitud de un pájaro frente a su pareja, estirando el cuello y mirándose mutuamente es seguida inmediatamente por actitudes similares en otros pájaros del grupo. Esta parada nupcial puede ocurrir mucho antes, durante la cría y después de ella e incluso ser representada en lugares donde positivamente los flamencos no van a criar. Movimientos del cuello, batidos de alas, que son llevadas hacia delante o hacia atrás, inclinaciones de todo el cuerpo, colocando el cuello horizontalmente en línea con la cabeza y el pico, son situaciones que sólo de forma ocasional se pueden observar en Phoenicopterus roseus. Un Flamenco representa tranquilidad en su estado de ánimo si estando posado tiene el cuello curvado y una pata recogida. Pero, si se le molesta o descubre la aproximación de un intruso, hombre o animal, estira el cuello y su pico permanece horizontal con la línea del suelo. En el nido de barro construido en apariencia por ambos adultos, se efectúa la puesta normal de dos huevos de color blanco. Jourdain y Rey (1940) dan como promedio de medidas para 100 huevos 88,82 x 54,58 mm. Hay un máximo de 103,5 x 56,5 mm. que supone una forma alargada muy notable. La incubación comienza con la puesta del primer huevo, que suele ser hacia la última decena de mayo. A los 30-32 días nacen los pollos después de una incubación por ambos sexos, aunque parece seguro que la hembra lo hace por mucho más tiempo. Según Geroudet (1948), se creía antiguamente que el Flamenco que incubaba mantenía las largas patas fuera del nido, pero las observaciones actuales han demostrado que, como las demás especies de aves, las pliega debajo del cuerpo. Los pollos al nacer tienen un plumón blanco ligeramente grisáceo en las partes superiores, muy lanudo y cubriendo bien todo el cuerpo, aunque es corto. Pronto es reemplazado por otro de color gris más oscuro, antes de que comiencen a nacer las plumas. El pico es entonces recto y no comienza a curvarse hasta que han cumplido tres semanas. En los primeros días de vida ambos adultos ceban con una especie de líquido que dejan caer a gotas en el pico de los pollos. Estos pronto son capaces de andar y salen de los nidos agrupándose de manera que bandos de pollos de más de un millar de ellos no son raros en las grandes colonias de flamencos. Los adultos los ceban con insistencia y los pollos chillan continuamente. Valverde da detalles minuciosos sobre la conducta tanto de los pollos como de los adultos de las colonias andaluzas, y aunque se trata de observaciones muy especializadas que no caben en este lugar, no se deja de mencionar la facilidad con que tanto los jóvenes como sus padres nadan en aguas relativamente profundas. Dice Valverde: «La conducta natatoria a la que deseaba hacer referencia se da en aguas con profundidades de 100 a 130 cm. que ese año se extendían todavía en agosto por una gran parte de la masa de agua estudiada. En junio, al espantarse la colonia en incubación, pude ver ya los flamencos reunidos en una gran bandada que se mantenían nadando como cisnes a una prudencial distancia. Después en agosto, he observado la conducta natatoria de adultos que acompañan a la masa de pollos en movimiento. Y como tercer tipo de observación interesante, tanto en agosto como nuevamente en setiembre, he tenido ocasión de ser testigo de otra conducta natatoria relacionada con la alimentación en suelos relativamente profundos, donde el ave difícilmente podría fisgonear en posición erguida por no alcanzar bien el fondo con las patas. Esto de comer nadando ocurre a veces con el cuerpo en posición horizontal y casi totalmente sumergido, pero, otras veces, las más, tiene lugar con el cuerpo empinado de atrás casi verticalmente en una postura que se puede comparar a la adoptada por los patos nadadores cuando calan el cuello para comer en el fondo. Teniendo en cuenta las dimensiones del ave y la profundidad de los fondos donde ocurre este modo de alimentarse, se colige que para alcanzar dichos fondos, el Flamenco debe mantener bien estirado el cuello. Diré, por último, que he visto a estos flamencos nadantes salir volando directamente, y con facilidad, a partir de las aguas profundas. Estas observaciones prueban que los flamencos pudieran muy bien posarse en pleno mar durante sus migraciones y confirman las antiguas referencias de flamencos nadando como cisnes en el río Guadalquivir.» El Flamenco Común se reproduce localmente en la región mediterránea, extendiéndose el resto de las colonias por el Africa occidental, Islas de Cabo Verde, India, Ceilán y desde el Kazakstan en la URRS hasta la Provincia de El Cabo (Sudáfrica) al sur. Dentro de esta extensa zona las mayores concentraciones están en el Noroeste de India, Oriente Medio, Mediterráneo occidental y noroeste de Africa y el sur y sudoeste de Africa. Kahl (1975) estima la total población de esta especie en 790.000 ejemplares, siendo la segunda en número de todas las poblaciones de flamencos en el Mundo. Pero la estimación es aventurada porque su hábitat es muy extenso y los flamencos pasan fácilmente de un área a otra y aun peor, los censos se efectúan en épocas diferentes y en distintos años, por lo que es difícil establecer una norma constante de cálculo. Johnson (1975) encuentra una gran relación entre la llegada de los flamencos a la camarga francesa y el tiempo atmosférico. Así, en 1973 la primavera fue marcada por una preponderancia de vientos del Norte, por lo que el tiempo resultó fresco y seco. Como allí es habitual, algunas centenas de flamencos invernaron en La Camarga, pero los migradores no comenzaron a arribar hasta la mitad de marzo. Hasta los últimos días de abril los flamencos pasaban el tiempo dispersos por el delta y las paradas nupciales fueron muy escasas. A pesar de la presencia de 8000 pájaros, todo hacía suponer que la nidificación no tendría allí lugar. A partir dei 2 de mayo y con cambio en la dirección del viento los flamencos comenzaron a instalarse en su lugar habitual de nidificación. Al final de la estación no menos de 2000 jóvenes flamencos volaron sin novedad, procedentes de un total de 4160 nidos, es decir, un éxito en la reproducción del orden del 48%. En la Península Ibérica las colonias más importantes de Flamenco Común están en Andalucía, donde, sin embargo, sufren una extraordinaria depredación tanto natural (subida del agua, robo de huevos por depredadores, rotura de los mismos por el sol, etc.) como de forma artificial: envenenamientos de las aguas, desecación de zonas apropiadas, persecución humana y sobre todo los ruidos a los que los flamencos son tan sensibles, que el paso de una ruidosa avioneta, hecho desafortunadamente ahora muy frecuente en Andalucía, puede provocar una desbandada general con destrucción de huevos y abandono de nidos. Otras colonias existen en determinados lugares de Levante. Algunas de reciente descubrimiento y ya se han realizado anillamientos de pollos. De hecho las costas levantinas y andaluzas son zonas muy importantes de invernada. Allí sé recuperan anualmente un buen número de flamencos anillados como pollos en las colonias de La Camarga (Francia). Casi todas ellas caen en el litoral y en salinas o lagunas salobres. Bernis (1966) cita una serie de lugares propicios que incluyen el Delta del Ebro, Albufera de Valencia, salinas de Alicante, Albufera de Alcudia en Mallorca, Mar Menor en Murcia, salinas y marismas de Gata y Roquetas (Almería), Cádiz, región de las Marismas del Guadalquivir, donde se rondan las 100 recuperaciones, Huelva, y en Portugal, en el Sado y Estuario del Tajo. Sin embargo, no todos los flamencos mediterráneos invernan en las costas ibéricas. Una buena proporción de ellos alcanzan la costa occidental africana, llegando al Banco de Arguin, en Mauritania, donde se confunden con los de la notable población que se reproduce allí. Alguno anillado ha sido capturado en la costa del Senegal y en la de Mauritania.
POBLACIÓN Y TENDENCIA EN ESPAÑA Manuel Rendón Martos 2003. Flamenco Común. En R. Martí y J. C. del Moral (Eds.). Atlas de las Aves Reproductoras de España. Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Sociedad Española de Ornitología. Madrid España acoge por término medio el 31% (9.059 pp.) del total de la población reproductora de Flamenco Común del Mediterráneo occidental, si bien el número de parejas fluctúa cada año en función del nivel de agua de las marismas y lagunas temporales, entre el 0% (en 1983) y el 57% (23.011 pp. en 2001) del total de esa población. Cuando el nivel de agua de Fuente de Piedra es suficiente, esta laguna acoge entre el 64% y el 100% de las parejas reproductoras de España. Durante el periodo 1982-2001, la colonia de reproducción más importante se ha localizado en Fuente de Piedra (en 15 años: 2.083-19.500 pp.). En las marismas del Guadalquivir se han reproducido, o han intentado nidificar, los años muy lluviosos (ocho años). Esta colonia acoge aves más jóvenes e inexpertas que Fuente de Piedra (Rendón et al., 2001) y su éxito es generalmente muy bajo con la excepción de 1984 (3.800 pollos; Máñez, 1991b). Los últimos intentos de reproducción se han registrado en 1996 (1.250 pp.), 1997 (700 pp) y 2001 (2.539 pp.; M. Máñez, com. pers.). Estos años, se tuvieron que rescatar y/o criar en cautividad los pocos pollos que lograron nacer y que no fueron depredados por los jabalíes. En Cataluña se reproducen con éxito desde 1993 en las Salinas de la Trinidad en el delta del Ebro (en ocho años: 503-1.500 pp.). En la Comunidad Valenciana se han reproducido en el embalse de El Hondo en 1997 (800 pp.) y 1998 (1.000 pp.) y en las salinas de Santa Pola en 1992 (99 pp.) y 2001 (más de 400 pp.; Johnson & Arengo, 2001; M. Cuervo, com. pers.). En Castilla-La Mancha se ha confirmado la reproducción con éxito en la laguna de Pétrola (Albacete) en 1999 (más de 81 pp.) y 2000 (300 pp.; Johnson & Arengo, 2001). Intentos de reproducción sin éxito se han registrado en la laguna de Manjavacas en 1999 (R. Ruiz, com. pers), Larga de Villacañas (Toledo) en 2000 y 2001 (Perea et al., 2001a; A. Ponte, com. pers.) y Alcázar de San Juan (Ciudad Real) en 2000 (Torralvo, 2002). Durante los años 2000 y 2001 se han observado intentos de reproducción en Veta la Palma (H. Garrido, com. pers.), y en las marismas del Odiel, desde 1989, en las Salinas Aragonesas, si bien la fecha de inicio es demasiado tardía y en ninguno de los casos ha culminado con éxito (Garrido, 1996; E. Urbina, com. pers.). En las salinas de Torrevieja (Alicante) se han registrado intentos de nidificación en 2001 (G. Ballesteros, com. pers.).
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