Culebrera Europea Circaetus gallicus La Culebrera Europea
Circaetus gallicus pertenece al grupo que podemos llamar águilas de
mediano tamaño. Los adultos de esta especie tienen un llamativo plumaje de
forma que sus partes
superiores de color marrón grisáceo oscuras contrastan
mucho con las inferiores blancas y finamente ondeadas de marrón. La cola,
bastante larga tiene tres barras transversales oscuras bien distintivas. Las
plumas primarias de las alas son negras y las secundarias marrones. El
vientre es blanco y lo mismo las plumas infracobertoras caudales (bajo la
cola). Tienen los ojos de color amarillo anaranjado, muy grandes y
brillantes y la cera del pico y las patas gris muy claro. El pico es negro
en el extremo y azulado en la base. La hembra es similar en plumaje al
macho, pero su tamaño es un poco mayor. Los carrillos, la garganta y el
pecho son marrones, dándoles el aspecto de encapuchados. Los inmaduros son muy
parecidos a los adultos, pero más pálidos y con más blanco en la nuca. La
garganta y el pecho son de color marrón rojizo pálido y el resto de las
partes inferiores blancas oscurecidas con un ligero tinte marrón. Los ojos
son amarillos, muy brillantes y la cera y las patas gris pálido. Este
plumaje llega a ser como el de los adultos al alcanzar los dieciocho meses
de vida. Los plumajes descritos
arriba son los que podríamos considerar como la forma tipo. Cuando este
águila es vista en vuelo y a distancia parece totalmente blanca y sólo
destaca el color oscuro de la garganta y el pecho y las plumas primarias
negras. Algunas tienen el pecho de color chocolate muy oscuro y mucho más
marcadas las rayas ondeadas de color marrón bajo las alas y el cuerpo,
recordando algunos individuos el plumaje de un Abejero Europeo Pernis
apivorus. Otras, que son menos comunes, tienen la cabeza blanca y las
partes inferiores apenas muestran marcas oscuras, conservando, sin embargo,
las negras primarias. El cambio en los plumajes y esta variedad en el tono
de la coloración, se consideran como de origen clinal, pero más bien parece
que estas variaciones no son ajenas a la edad de los pájaros. La Culebrera Europea es
un pájaro de tamaño medio con alas bastante largas lo mismo que la cola,
pero su característica más llamativa puede que sea la ancha y redonda cabeza
como de búho y el pequeño pico. Las uñas de las patas son cortas y no tan
afiladas como en la generalidad de las demás aves de presa. Las largas patas
están recubiertas con fuertes escamas exagonales, sin duda una adaptación
adecuada para evitar las mordeduras de las serpientes que constituyen su
principal alimento. Su vuelo es potente y
majestuoso, cerniéndose continuamente sobre las cumbres de las montañas o a
lo largo de laderas de colinas, con frecuencia dejando las patas colgando y
doblando la cabeza hacia abajo como tratando de descubrir en el suelo alguna
presa. Estos caracteres son inconfundibles y quien ve un águila de esta
especie por primera vez no olvida esta silueta. Vive fundamentalmente en
campo abierto con algún arbolado, laderas de montañas con arbustos y monte
bajo. Rara vez se la puede observar en un espeso bosque, donde su
oportunidad de caza es mínima, pues los reptiles se exponen solamente en
lugares soleados. La mayoría de las capturas de presas las efectúan como
consecuencia de planeos a no mucha altura. Cuando vuelan a lo largo de
laderas dan la impresión de hacerlo desganadamente y se desplazan moviendo
suavemente las alas. Al cazar, el vuelo no suele alcanzar una altura
superior a los 30 metros. Sin embargo, en ocasiones se la puede observar
lanzándose desde mucha mayor altura sobre una presa, lo que supone poseer
una gran agudeza visual. En los días que preceden a la reproducción y
después, antes de emigrar a Africa, si uno de los dos adultos captura una
culebra, como con frecuencia vuelan juntos, el otro se posa en el suelo
también cerca de la presa. Estas, si son pequeñas, las coge vivas, volando
luego con ellas hasta un posadero, donde las devora. Si las culebras
capturadas son grandes las mata en el suelo de un fuerte picotazo antes de
volar con ellas. Normalmente, las culebras atacan al águila pretendiendo
morderla en los muslos, pero éstos están muy bien emplumados y la protegen,
sobre todo si se trata de víboras. Cuando la culebra es pequeña, la traga en
un momento. Incluso en vuelo la mata y deglute con gran habilidad, empezando
por la cabeza. Con frecuencia se la puede ver volando con un reptil entre
las patas al que da continuos picotazos. El tamaño de los reptiles no es
obstáculo para el águila, que muchas veces deglute culebras de longitudes
exageradas. Al cazar está tan entregada a su tarea que nada le inquieta, ni
siquiera la presencia del hombre. Fuera de la época de cría
es muy silenciosa, pero en ocasiones emite una serie de sonidos sibilantes
ciertamente musicales. A veces, cuando planea cerca del nido, lanza un grito
que resulta semejante al del Busardo Ratonero Buteo buteo, pero quizá
menos áspero y más musical: «¡pieuu-pieuu !». Más áspera y repetida es su
voz de alarma, un grito como « ¡páup-páup!» Ya se ha indicado algo de
su alimentación al hablar de la forma habitual de caza, que parece se centra
fundamentalmente en los reptiles, sobre todo culebras y algún lagarto.
También captura pequeños mamíferos hasta el tamaño de un conejo y más
ocasionalmente pájaros. Puede estimarse que un 90% de su dieta está
constituida por culebras, un 4% por lagartos y el 1% de pequeños mamíferos. La dieta de la Culebrera
Europea ha sido bien estudiada en diversos hábitats de la Península Ibérica,
partiendo de los restos hallados en los nidos u observados cuando eran
aportados por los pájaros adultos durante la cría. Así, Iribarren y Arbeloa
(1973), para un nido exhaustivamente estudiado en Navarra, estiman que el
pollo fue alimentado casi exclusivamente con culebras, la mayor parte de las
cuales eran culebras bastardas, alguna Culebra Rayada y solamente en una
ocasión un Lagarto Ocelado. Pérez Chiscano (1969) encontró en Badajoz
igualmente restos de culebras bastarda y rayada. Bernis (1973), citando a
Valverde, escribe que en las Marismas del Guadalquivir y sus cotos, la presa
más comúnmente registrada son culebras del género Natrix, aunque también
haya un Lagarto, y recogió referencia de haber apresado el águila una Perdiz
Roja Alectoris rufa y acometer a abejarucos Merops apiaster.
El mismo ornitólogo cita un caso insólito de apresamiento relatado por
Chapman y Buck en su libro España Salvaje (1893), de un aguilucho ya crecido
de Aguila Real Aquila chrysaetos, que una Culebrera Europea devoró. Garzón (1973), encontró
en unos pocos nidos restos de Culebra Bastarda y Culebra Rayada en partes
iguales. Pero con el contenido de diez estómagos analizados de muestra que
la dieta de la Culebrera Europea no es tan monótona como se cree,
determinando las siguientes presas: Insectos: Coleópteros
(4), Grillo CeboIlero (1) y Grillo Común (1). Batracios: Sapo de
Espuela. Reptiles: Lagartija
Escamosa (1), Lagarto ocelado (1), Eslizo Corredor (1),
Culebra Lisa (1), Culebra Bastarda (2), Culebra Rayada (2), de Herradura
(2). Mamíferos: Ardilla Común
(1) La llegada de la
Culebrera Europea a una zona de nidificación se produce invariablemente en
el mes de marzo. En los primeros días de este mes, en la mitad sur de la
Península Ibérica y algunos más tarde, nunca en fechas posteriores al 20 de
marzo, en las provincias cantábricas y otras regiones norteñas. En Asturias
pocos días después de observadas las primeras golondrinas Hirundo rustica
ya cada territorio del año anterior está ocupado por las águilas. La
fidelidad al lugar es muy grande y las mismas parejas o uno solo de los
adultos si el otro ha perecido durante el invierno en Africa, ocupan el
mismo lugar. Habitualmente también eligen el mismo nido que reconstruyen a
los pocos días de llegar, de forma que a finales de marzo no es raro
observar a estas águilas transportando ramas. Los machos parecen llegar solo
unos días antes que las hembras, pero este extremo no se ha confirmado
suficientemente. Entonces pasan el tiempo volando sobre el territorio,
especialmente sobre la cima de la colina o montaña más próxima. No se
observa entonces señal de agresividad hacia sus vecinos, y en general puede
decirse que la Culebrera Europea es un pájaro extraordinariamente flemático
que ignora o parece ignorar a otras especies, pero no a las demás culebreras
que se acercan al nido, a las que persigue sañudamente. La mayoría de los nidos
estudiados en Iberia estaban en un árbol formando parte de un bosquete o
pequeño soto y desde luego orientado en todos los casos al Sur o Sudoeste y
en lugar resguardado de vientos. Casi siempre el lugar elegido está en una
pequeña vaguada u hondonada en la ladera de una montaña o colina. La mayor
parte de los nidos situados sobre pinos lo estaban a alturas muy variables
entre 6 y 30 metros, pero en otras especies de árboles podían estar más
bajos, a 3 metros y pocas veces a más de 15. Es raro encontrar parejas
próximas y estas águilas anidan muy distantes unas de otras y aunque en la
región exista una alta densidad nunca a menos de 2 km., pero en general
mucho más lejos. Se citan excepcionales casos de parejas con nido distantes
solo 200 metros unas de otras, dándose entonces el caso de que los pájaros
luchaban continuamente entre sí. Los vuelos nupciales no
son tan destacados como para distinguir en ellos alguna característica que
los identifique como tales. Los machos planean como lo hacen habitualmente y
se ciernen a veces, pero son silenciosos y lanzan un grito sibilante sólo en
ocasiones, voz que es menos parecida a un maullido que la del busardo
ratonero. Cuando el macho caza una presa, vuela con ella hacia el nido donde
la hembra se afana en entretejer tan somera edificación y quizá, como una
muestra más del cortejo nupcial, la alimenta acompañándose ambos con cortos
silbidos. Los nidos suelen ser muy ligeros y pequeños para el tamaño de
estas águilas, no sobrepasando su diámetro más de 50 cm., pero a veces es
muy abultado, aunque corrientemente con un espesor de 20 a 25 cm. y formado
con ramitas cortas de un grueso no superior al de un lápiz. En el centro la
profunda copa está revestida con hojas verdes o acículas de pino. Cuesta
trabajo encontrar estos pequeños nidos que normalmente están muy escondidos
y se hacen poco visibles desde el suelo. La puesta consiste siempre en un
solo huevo de gran tamaño y forma casi esférica. Es blanco y no tiene
ninguna marca. Cien huevos medidos en colecciones dieron un promedio de 73,5
X 57,8 milímetros (L. Brown y D. Amadon). La fecha de la puesta es muy poco
variable en la Península Ibérica y casi siempre sucede en la mitad de abril.
Iribarren y Arbelda (1937) observan la iniciación de la incubación en
Navarra el 16 de abril, y a ellos vamos a seguir en lo fundamental. Durante
la incubación el macho ceba a la hembra y el resto del día y la noche suele
pasarlo posado en un árbol próximo o en el mismo nido junto a la hembra. El
nacímiento del pollo se produce después de 45 días de incubación y pronto el
pequeño aguilucho se vuelve muy chillón en demanda de comida. Entonces
comienza una gran actividad por parte de sus padres. Aunque algún ornitólogo
(D. Choussy, 1973) estima que en las primeras semanas la hembra no participa
en la captura de presas, Iribarren y Arbeloa, sin embargo, atestiguan cierta
actividad, puesto que cuando el macho no ceba sale ella a cazar alguna
presa. Durante las tres primeras semanas y, sobre todo, si el tiempo es
lluvioso, la hembra cubre constantemente al pollo. Al principio y con las
presas que trae el macho y también ella misma ocasionalmente, ceba
arrancando pequeños trozos de las culebras. El joven tarda mucho en comer
solo, aunque repetidamente intenta tragar las culebras enteras empezando por
la cabeza, pero en seguida puede ya arrancar pequeños trozos del cuerpo del
reptil. A los dos meses come culebras bastante grandes, con enormes
esfuerzos y siempre cuando los adultos llegan al nido con una culebra de la
que suele asomar la cola por el pico, el joven tira de ella con fuerza hasta
que consigue extraerla. Durante los 45 primeros días siempre la madre duerme
con el pollo en el nido protegiéndolo de la lluvia y el sol. A partir de
esta edad ya la hembra caza frecuentemente en compañía del macho y los dos
adultos duermen en un árbol próximo y las presas aportadas entonces
diariamente por ambos no suelen pasar de 3 ó 4 culebras. Hasta los 25 días de edad
el pollo conserva el plumón, pero a partir de aquí las plumas se desarrollan
rápidamente y a los 40 días ya está muy bien emplumado. Entre los 68-71 días
(Navarra) el joven abandona el nido aunque aún no vuela. Mientras dura la
cría la hembra aporta con frecuencia ramas verdes que corta en árboles
próximos. En el nido la hembra
suele emitir un silbido que Iribarren y Arbeloa comparan a la voz de la
Oropéndola Oriolus oriolus. Choussy describe este grito como
«¡íohíoh!» y él mismo atestigua que durante 200 horas de observación de un
nido, solamente una vez vio a la hembra dar bebida al pollo. En todas las
observaciones se destaca el hecho de que el macho no ceba en absoluto y si
lo intenta se muestra muy torpe e incapaz de efectuarlo con éxito. Cuando el joven sale del
nido es muy torpe y aún no vuela, tardando por lo menos un mes más en
hacerlo normalmente. Durante este período continúa siendo atendido por los
adultos que le llevan presas al posadero, donde pasa muchas horas del día
seguramente digiriendo las enormes culebras que se traga y para lo que a
veces realiza esfuerzos de deglución que duran 15 ó 20 minutos. También
aprovecha estos días para efectuar frecuentes ejercicios de alas que parece,
según los observadores, que no hizo mientras estuvo en el nido. El éxito de la
reprodución a pesar del largo período que va desde la construcción del nido
a finales de marzo hasta el primer vuelo a mediados de agosto, está
garantizado en buena medida por lo discretas que son las culebreras en sus
llegadas, tomando grandes precauciones y, sobre todo, que el lugar elegido
está siempre bastante aislado de zonas de trasiego humano y el nido bien
oculto. Prácticamente no tiene más enemigos que otras aves de presa como el
Milano Negro
Milvus migrans que puede, cuando coincide en su mismo hábitat, atacar
al pollo recién nacido en un descuido de la madre. Pero esto es
afortunadamente poco frecuente. La Culebrera Europea es
especie muy meridional en Europa reproduciéndose localmente en el sur de
Francia. Más escasa es en el sur de Alemania y Suiza. La población se
extiende hacia el Este por Hungría, Polonia, Países Bálticos y Rusia. Cría
en todos los países mediterráneos, pero es rara en las islas de este mar.
Algunos individuos divagantes han sido observados en países europeos de más
al Norte. En la Península Ibérica
no es especie escasa y ocupa biotopos apropiados de todas las regiones, pero
con una mayor densidad en la mitad occidental, en especial en zonas próximas
a las sierras del centrooeste y Cordillera Cantábrica, donde se reproducen
buen número de parejas. Su forma de vuelo, su costumbre de cernerse con
patas colgantes, así como el color muy blanco de su plumaje cuando es visto
desde abajo, y el pasar largos períodos del día volando, la hacen muy
notoria y la densidad de las parejas que anidan pudiera estar en cierto modo
sobrevaluada. En el censo efectuado en el verano-otoño de 1972, un mínimo de
9.040 águilas culebreras atravesaron el Estrecho de Gibraltar, la mayoría en
septiembre y en los quince primeros días de octubre. Probablemente cerca de
un millar eran aves transpirenaicas, francesas en su mayoría, y el resto
pertenecerían a la población ibérica, que según estos datos, podría alcanzar
de 2.000 a 3.000 parejas reproductoras. |