Corneja Negra

Corvus corone

De lejos, la Corneja Negra Corvus corone puede ser confundida con la Graja Corvus frugilegus y con el Cuervo Grande Corvus corax. De aquélla se diferencia por vuelo más lento con batir de alas no tan rápido y casi nunca se cierne ni se remonta. Es también menos gregaria y durante el día siempre se ve en parejas aisladas a no ser en zonas donde abunda, concentrándose entonces muchas sobre las copas de los árboles, situación cada año más frecuente debido al considerable crecimiento de su población. En el suelo y vista de lejos con los prismáticos se aprecia bien que camina más agachada, menos erguida que la graja y los muslos carecen del abundante mechón de plumas que da a la Graja un aspecto como si llevara pantalones. A corta distancia las adultas de ambas especies muestran un pico diferente: más grueso, fuerte, emplumado en la mitad basal de la mandíbula superior, de color negro y con el culmen más curvado la Corneja Negra. Más delgado y fino, gris negruzco y sin plumas en la base, la graja, pero sobre todo el rasgo más destacado de las grajas adultas lo constituye la piel calva sin plumas de color blanco grisáceo en la base del pico, frente y garganta de las adultas que incluso puede ser apreciado en buenas condiciones de luz desde lejos. Las jóvenes grajas tienen, sin embargo, plumas en la base del pico y es difícil diferenciarlas de las cornejas a no ser por la distintiva voz y por su conducta general y movimientos. Del cuervo se pueden separar ambas especies con facilidad por tener el tamaño mucho menor, cola cuadrada o redondeada, no acuñada, vuelo más ágil y directo, no remontándose ni cerniéndose con la frecuencia con que lo hace aquél y, sobre todo, por tener la voz menos ronca y profunda.

El plumaje es negro de lejos pero de cerca se aprecian bien irisaciones verde azuladas. Las plumas de la garganta son redondeadas, no lanceoladas como las del cuervo. El interior de la boca tiene siempre en los adultos un color más pálido que el pizarroso de los cuervos adultos.

Las cornejas jóvenes se distinguen de cerca por el color del plumaje, casi siempre con poco brillo y menos irisaciones verdosas. Si se cogen en la mano se aprecia bien que durante su primer año de vida las plumas de vuelo son pardo negruzcas con ligero brillo. El color del interior de la mandíbula superior es diagnóstico acertado (Kalchreuter, 1971): rosa en las cornejas juveniles, gris rosado en la mitad basal en el primero y segundo año de vida con la otra mitad negruzca y gris sin matiz rosa en las adultas (mitad de la base). Además, las adultas tienen las plumas de vuelo negras o negruzcas con un marcado brillo verdoso y un ligero tinte púrpura o morado.

Los tarsos y los pies son negros, y el iris de los ojos pardo oscuro, muy notoriamente gris pálido en los pollos cuando están en el nido.

Toda la campiña es hábitat ideal para la Corneja Negra. En general, su territorialidad es muy grande y las parejas viven dispersas y separadas, aunque ocasionalmente la carroña, un basurero o bandadas de insectos, las concentren en grupos más o menos numerosos. También la presencia de depredadores terrestres o aves de presa diurnas y nocturnas pueden ser un gran acicate para que todas las parejas de cornejas de una zona vuelen sobre las copas de los árboles chillando incansablemente. Estas asambleas son ahora muy frecuentes y cabe la duda de si la especie es realmente gregaria o no. Parece claro que entre las diversas parejas, que distantes unas de otras comen en los campos cultivados, los prados o las dunas que lindan con una playa, existe una unión que se manifiesta inesperadamente ante cualquier suceso como los descritos. Las cornejas prefieren campo abierto, pero provisto de grupos de árboles dispersos más que de bosques densos. Páramos, lugares áridos, bordes de caminos y carreteras, laderas rocosas, acantilados marinos, playas, zonas intermareales de rías y estuarios, lagunas, etc., son siempre frecuentados por este pájaro. Dormideros y reuniones comunitarias se forman en bosques, linderos de éstos, grandes matorrales y sobre todo cornisas y bordes de cortados rocosos. Muy tímida y desconfiada en general, puede llegar a acostumbrarse a la presencia del hombre y en algunos parques públicos y jardines de grandes ciudades come en el suelo entre las palomas. Como consecuencia de los daños que produce en los cereales, legumbres y hortalizas, es perseguida por el campesino ibérico, que le ha dado la denominación común de Graja o Cuerva.

Se posa normalmente en el suelo, donde casi siempre come, efectuando movimientos como el cuervo, agachándose y permaneciendo alerta, volando lejos al menor atisbo de peligro. Lo hace entonces a baja altura y no se remonta como el cuervo en similar situación. Camina por el suelo, entre la hierba o las plantas picoteando sin cesar. Varias parejas pueden estar en un mismo prado a la vez, pero, comúnmente, una o dos sólo. En Iberia, los dormideros pueden concentrar muchas docenas de cornejas y en ellos hay también grajillas Corvus monedula.

De alimentación omnívora, prefiere, sin embargo, materia vegetal, comiendo gran cantidad de granos maduros o verdes. Destruye mazorcas de maíz, espigas de trigo, guisantes, patatas, frutas silvestres y cultivadas (sobre todo manzanas e higos), plantas y semillas silvestres, micromamíferos vivos y sus nidos que encuentra entre la hierba, lombrices de tierra, moluscos terrestres y acuáticos, pequeños invertebrados de las costas y fangales, toda clase de insectos que recoge entre la hierba, carroña animal, desperdicios en basureros, etc. No pocas veces captura insectos, en especial grandes escarabajos al vuelo. También pájaros, cogiéndolos con las patas, aunque esto debe ser realmente ocasional. Se las ha visto atrapar peces pequeños, vivos, en aguas someras de las rías y también múgiles (Mugil spp.) moribundos. Para ello no duda en introducir en el agua completamente la cabeza y el pico. Como otros córvidos, tiene también la costumbre de esconder alimentos. Con el pico cava un agujero en la arena o en la tierra ocultando nueces, trozos de pan, fruta, etc. Algunas veces lo hace en grietas de los troncos de árboles caídos en el suelo. También es frecuente que se eleve en el aire con un cangrejo o un molusco y los deje caer sobre las piedras de la costa con objeto de romper su dura cáscara. En los campos donde pasta el ganado voltea con habilidad el estiércol seco para capturar los escarabajos que se esconden debajo. Su presencia cerca de vacas y ovejas es un espectáculo corriente en Iberia. Se aprecia entonces que la Corneja Negra es más sociable de lo que vulgarmente se cree y pueden concentrarse muchas parejas en un solo campo. Esto sucede también a menudo si en él abundan las ranas. En los campos recién segados atrapa fácilmente algún Lución Anguis fragilis y no pocas musarañas.

Su voz es desagradable en su tono y por lo repetida. Un ronco y croante ¡kraaac! o ¡tchaarr, tchaarr! Existen variaciones considerables, más que en función de cada individuo, por la situación o el momento en que las voces se emiten. En vuelo, unas cornejas se llaman a otras lanzando un graznido en tono bajo. La presencia de un ave de presa o de un Zorro las concentra formando todas un ensordecedor griterío, que no cesa a veces en media hora y que con intervalos de silencio continúa increscendo hasta que desaparece la causa que lo originó. Otros sonidos son difíciles de expresar por escrito. Algunas veces lanzan un metálico ¡yonk! y otras un graznido de matraca agresivo frente a un ave de presa posada.

La Corneja Negra se empareja para toda la vida, y en cuanto las jóvenes han adquirido la madurez sexual, no antes del segundo año de vida, forman las parejas que se dispersan y ocupan un territorio del que no se alejan el resto de sus días. Sin embargo, fuera de la época de la reproducción las que ocupan una zona se concentran en dormideros al atardecer, bien en árboles o en cortados rocosos. Incluso estos mismos dormideros pueden ser ocupados en época de cría por cornejas inmaduras no reproductoras y también por alguna de las adultas de territorios próximos.

Los machos comienzan muy pronto el cortejo de las hembras. Muchos están ocupados en ello en el mes de enero, pero la mayor intensidad no se produce hasta febrero. Cada macho baja la cabeza, eleva los hombros, entreabre las alas y despliega la cola en abanico, bamboleándose de un lado a otro, y más corrientemente subiendo y bajando la cola. Sin embargo, nunca puede asegurarse si estamos ante un cortejo nupcial o es simplemente una representación de dominio del macho sobre la hembra. Sucede que los movimientos expresados y otros que incluyen vuelos rápidos, descensos en picado, intenso croar, etc., pueden ser observados durante todos los meses del año sin que esto represente necesariamente manifestación alguna de celo. Las cornejas son realmente sociables y, como otros córvidos, forman grupos ruidosos e inquietos sin que por ello renuncien a defender un pequeño territorio. Ambos sexos construyen el nido con palos, ramas secas y barro, forrándolo por dentro con lana, pelos, crines, papeles, trapos, plásticos, raíces, plumas, etc. Casi siempre es una estructura bien hecha y no desordenada, algunas veces disimulada, más de lo que se podría esperar para su tamaño, entre la hiedra de un viejo árbol. Aunque muchos nidos están en grandes arbustos, prefiere una horquilla de un árbol y también repisas o salientes en cortados rocosos y acantilados. En éstos su altura es considerable, pero en árboles hay mucha variación, desde la copa de un alto eucalipto hasta las ramas medias de un manzano. Aunque ambos sexos se ocupan de la construcción, la hembra suele permanecer en el interior del nido entrelazando los palos y el material que el macho aporta. La llegada de éste es saludada muy ruidosamente y, a no ser a alturas elevadas, puede observarse fácilmente que la Corneja Negra construye con gran esmero su nido. En marzo hay ya no pocos nidos terminados y comienzan las puestas que en zonas montañosas se retrasan normalmente hasta mayo e incluso junio. Cada una consiste en cuatro-cinco huevos, más corrientemente cinco y pocas veces seis. En Iberia, la mayoría están completas a mediados de abril. Su color es verdoso, azulado o verdoso-azulado pálido, punteado o moteado con pecas y manchas pardo oliváceas, gris azuladas, verdosas, etc. La mayoría tan densamente moteados que ocultan casi completamente el color de la cáscara. Algunos más oscuros en uno de los extremos y muy pocos con escaso punteado de forma que parecen totalmente azules. D'Almeida, para seis huevos colectados en el norte de Portugal, obtuvo un promedio de 42 x 26,8 milímetros con extremos de 42,5 a 42,4 x 26,6 a 26,9 mm. Jourdain, en 100 de Gran Bretaña, da una media de 43,2 x 30,5 mm., con un máximo de 49,4 x 32,1 mm. y un mínimo de 36,4 x 29,7 mm. La puesta es vigilada por el macho desde un posadero cercano, pero no resulta necesario porque la hembra se sienta a incubar inmediatamente que pone el primer huevo. Indudablemente, y teniendo en cuenta los intervalos en el nacimiento de los pollos, parece claro que si bien se sienta en el nido con la puesta del primer huevo, la incubación no debe comenzar hasta ,la del tercero. De dieciocho a veintiún días puede durar el período de incubación (diecinueve-veinte, Jourdain; dieciocho-veinte, Harrison). Al nacer, los pollos tienen un plumón gris humo abundante, pero se advierte bien el color rosa de la piel, que en seguida pasa a tener un tono más oscuro. El interior de la boca es rosa brillante y no hay puntos oscuros en la lengua; las comisuras son rosadas. Ambos adultos los alimentan y el crecimiento es rápido, saliendo del nido algunos a los veintiséis días y colocándose en las ramas próximas al nido. Allí continúan siendo cebados hasta que a los treinta-treinta y seis días se alejan, siempre bajo el cuidado de los adultos. Los primeros días después del nacimiento la hembra permanece sobre ellos y los ceba con la comida que aporta el macho. Cada ceba dura unos minutos, pues ambos adultos pueden transportar en sus gargantas tanto alimento que incluso desde lejos se les observa un notable abultamiento. Una sola cría anualmente es lo normal.

La Corneja Negra es sedentaria y, muy territorial. Sin embargo, sorprende ver en un solo árbol dos nidos ocupados por diferentes parejas y también varios árboles próximos con nidos. Los adultos efectúan movimientos cortos en otoño e invierno, que probablemente sólo corresponden a un desplazamiento diario al dormidero comunal. La especie ha sido bien estudiada en Europa y se nota una evidente dispersión de cornejas jóvenes en las poblaciones alemanas y francesas, quizá en algunos casos es una verdadera migración que se hace notoria en la Península Ibérica con la llegada de muchas cornejas a partir de octubre al País Vasco. Ésta, que parece una entrada regular, es, no obstante, variable con las temperaturas de finales de otoño. No hay duda, asimismo, de que gran parte de la población que habita la montaña desciende hacia campos costeros en el invierno, lugares en los que está ausente durante la reproducción.

En Europa Corvus corone corone ocupa Iberia, Francia, excepto la costa mediterránea, Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza y gran parte de centroeuropa, así como las Islas Británicas. Falta en las Islas Baleares, pero en la Península es cada año más numerosa, no quedando atrás en la creciente expansión, que afecta a casi todos los córvidos ibéricos.