Liberación

Los pájaros deben ser liberados tan pronto como sea posible. Lo ideal sería devolverlos al lugar donde los encontramos. Si ello no fuera posible, tenemos que tomar algunas medidas en el punto de liberación para que nuestra ave sepa reconocer el lugar una vez liberado. Una buena idea es preparar una caja y situarla en el punto de liberación con nuestra ave dentro para que reconozca el lugar al menos durante una hora, después procederemos a abrirla. Durante este proceso mantendremos una discreta observación de manera que no intercedamos negativamente y el ave pueda salir y entrar en la caja repetidas veces para acceder a la comida que previamente habíamos dejado en el interior de la caja. Es muy importante liberar al ave a primera hora de la mañana para que tenga tiempo de ubicarse y encontrar alimento, también hemos de elegir un día cálido y por supuesto, que el lugar elegido sea apropiado para la especie y se encuentren otros ejemplares de su misma especie allí.

 

Sería extraño que el ave empiece a buscar el alimento por sí mismo desde el primer momento de ser liberado, por lo que en la mayoría de las ocasiones estaremos depositando comida varios días o hasta que el alimento depositado no sea comido en tres días consecutivos. Mientras el ave ha permanecido en cautividad, hay que acostumbrarle a comer regularmente a una hora para que cuando le liberemos mediante el sistema de la caja, el ave regrese y pueda encontrar la comida esperándole.

 

No hay que liberar al ave hasta que no coma por sí mismo, y hay que recordar que cuanto más tiempo pase con nosotros más tiempo necesitará para adaptarse a la naturaleza. Procurar no mantener más de un mes a nuestra pequeña ave para garantizar su perfecta adaptación, prolongar la cautividad puede causar adicionales problemas y estrés.