Gorrión Chillón

 

 

 

 

Petronia petronia 14 cm.

Ave propiamente mediterránea, el Gorrión Chillón se parece a una hembra de Gorrión Común, con su plumaje pardo poco llamativo, aunque su característico grito atrae rápidamente la atención del que lo oye.

No es un verdadero gorrión, y los naturalistas no se han equivocado al clasificarlo en un género distinto, Petronia. En el suelo no brinca como los gorriones comunes, molinero y moruno, sino que anda como los escribanos.

La denominación latina le cuadra perfectamente ya que es un pájaro de las piedras, de los roquedos agrietados, las viejas casas y los castillos en ruinas. Tampoco tiene la familiaridad de los otros gorriones hacia el hombre y es muy desconfiado, sobre todo en la época de cría, ocultándose silenciosamente al ser descubierto. En otoño e invierno es menos huraño.

Al final del verano, jóvenes y adultos se reúnen en grandes bandos para explorar, en busca de comida, los rastrojos. Este comportamiento social continúa en invierno, sin que los gorriones chillones se alejen nunca de sus lugares de reproducción.

En España cría por todo el país, en zonas más o menos montañosas, aunque en la parte oriental puede ser frecuente en pequeñas poblaciones y granjas, en las cuales consigue alimento con facilidad.

 

Identificación: Parece una hembra de Gorrión Común, pero es más robusto, con cola más corta manchada de blanco, pico más fuerte, patas más grandes; cejas claras, característica mancha amarilla en la garganta de los adultos, pero poco visible muchas veces; sexos iguales.

Nidificación: Nido de hierba seca tapizado de plumas y lana, en cavidad; puesta, de abril a mayo, de 4 a 5 huevos blanco sucio manchados de pardo oscuro; incubación, de 12 a13 días, los pollos, alimentados por ambos padres, abandonan el nido tras unos 21 días.

Alimentación: Semillas, sobre todo cereales, bayas, insectos.

Hábitat: Montañas y riscos.

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