Chova Piquirroja

 

 

 

 

Pyrrhocorax pyrrhocorax 39 cm.

Aunque en el resto de Europa esta especie está en disminución, la población existente en España parece mantenerse en mejores condiciones, pero siempre localizada en montañas y en acantilados marinos, como en la serranía de Antequera, Picos de Europa, costa cantábrica y otros muchos puntos de nuestra geografía.

La unión en parejas es muy precoz y parece durar toda la vida, incluso durante el invierno; en la época de cría no son tan coloniales como otros de sus congéneres. Los lazos familiares subsisten por lo menos hasta el otoño, aunque en algunos casos las hembras se agrupan en pequeños bandos erráticos.

Fuera de la época de cría las chovas piquirrojas son aves sociables que se reúnen en bandos, que a veces superan el centenar, para dormir en cornisas, hendiduras y cuevas en cortados y acantilados, tanto marinos como interiores.

Las chovas son voladoras espectaculares, planeando en los tiros de aire al borde de los acantilados y arrojándose en picado de cornisa en cornisa. También son acrobáticas, cayendo a menudo con las alas casi cerradas o revolviéndose sobre su dorso en el aire. Sus voces incluyen el «tchiov» que da nombre a estas aves.

 

Identificación: Plumaje negro con reflejos verdes y azules; pico rojo y curvado; patas rojas; sexos iguales.

Nidificación: Ambos sexos construyen nido de palitos revestido con lana pelos, en cornisa o agujero de un cortado, a menudo en lugares inaccesibles; pone, de abril a mayo, de 3 a 6 huevos blancos con tinte verde o crema y manchas pardo grisáceas; incubación, sólo por la hembra, de 18 a 21 días; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido tras unos 40 días.

Alimentación: Principalmente insectos y larvas; gusanos, arañas y a veces lagartijas.

Hábitat: Montañas y riscos.

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